PIENSAS: Nunca es tarde

Por: Fernando Herman Moberg Tobies
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@FernandoMobergT

Piensas

Ricardo llega a su casa, acaba de reunirse con un grupo de personas que alimentan sus ilusiones, se siente vacío pero conquistador en su forma distorsionada de percibir la realidad, se echa en el sofá que acuna su cansancio mental, quisiera que todo fuese real, quisiera ser lo que sus palabras narran.
Meses atrás uno de sus amigos con quien había estudiado la secundaria, lo había desequilibrado de su sueño creíble y absurdo en el que flota, la soberbia de poder “hablar con clase” y el crecer con personas de un entorno social al cual por linaje no pertenecía, pero un poco de dinero y buenos contactos, lograron encajar a su familia en una burbuja que reforzaba el mundo paralelo que construía, le daban seguridad y poder para criticar y censurar a otros. Ricardo había negado pasar algo a su amigo de manera despectiva, en una reunión entre copas, a esa persona que muchas veces le pagaba los gastos de las salidas con los compañeros de colegio, se enfadó por los gestos y el tono con el que le contestó, fue la primera vez que alguien le quitaba una de sus máscaras en vivo, en su presencia, dejándolo sin guion, sin escenario más que salir huyendo en pensamientos y esperar que el show en su nombre, acabase.
“Donde está el yate que dices que tienes y que alguna vez me hiciste pasear? eres un desubicado mentiroso ¿qué ganas al llenarte la boca con farsas que al final solo llenan tu imaginación? ¿porque si tienes otras tantas casas bien paradas, no como dónde vives sin cielo raso y cosas que no tendrían nada de malo si no negases lo que eres, porque nunca te mudaste? Todos saben que tu mamá es la apoderada de las propiedades de su amiga que la confió antes de salir del país debido al suicidio de su esposo, para que los venda y envíe luego el dinero. Cómo es posible que te niegues a pasarme algo del carro, con tonito bacán y de ingrato arrogante, yo que gasto sin medir lo que tengo porque considero que eres mi amigo, mi hermano, sales con esa actitud. ¿Dónde está tu pasaporte Italiano y tu nacionalidad europea, que negaste porque dices que no quieres mantener vínculos afectivos con tu padre que lo niegas? y nos contabas que estaba en Italia, cuando él estaba en su lucha para rehabilitarse por Chincha, la dignidad da valor al hombre, no la evasión, respeta la memoria de tu familia y su esfuerzo”
Recuerda cada palabra, como un golpe que impacta traspasando lo físico, su escudo de supervivencia construido por las batallas ganadas a toda costa, fue rajado, dejando un espacio por donde la luz puede dar alguna reflexión de los pasos que está dando, porque ahora hay otra visión que debería ser explorada, otro tipo de ideas que podrían terminar el calvario silencioso en el que bordea sus días. Los latidos de su corazón se aceleran, sus manos palpitan, sus pupilas, sus pies, su pecho, su cuerpo reacciona, hay algo dentro que quiere ver la nueva opción que aparece por la rajadura, e intenta decirle que si tal vez entrase más luz, todo podría dar un giro repentino en su vida, trayendo paz, tranquilidad. Ricardo está pasmado, su rostro no tiene expresión, sus ojos fijos y vacíos se quedaron en las calaminas, mientras su inocencia equivocada expresa su sufrimiento en lágrimas que salen buscando la luz. Quiere mucho a su madre, luchadora, abnegada para sacarlos adelante, la observa de pequeño en el pasado, siempre fuerte ante los problemas que tenía que cargar y dirigir, alguna vez la vio quebrarse por la ingratitud de quien él aprendió a rechazar, direccionándolo indirectamente a crear un lugar donde podía sentirse como lo que veía en la familia de sus compañeros de colegio con quienes convivía día a día. Suena su celular, sale del interesante trance en el que estaba, contesta, es su enamorada con quien queda verla en la noche, aún está movido, con ideas fugaces de meditar su situación, se sienta, pasan por sus pensamientos situaciones que vivió, cosas que dijo, analiza su historia con conocimientos, y considera que poco ha cambiado, ha seguido ciego en un camino que se forzó a construir para sentirse que encajaba, y se olvidó creyéndose la película, situaciones que no filosofaba por la falta de tiempo, defectos arrastrados en el tiempo y perfeccionados, convirtiéndose en mecanismos de respuestas automáticas que se justifican por el ego que se alimenta del dinero que ahora le trae su profesión. Saca su pañuelo, se seca el rostro, suspira, la presencia del amor de su madre, cubre con fortaleza la decisión de empezar con un nuevo enfoque, algo más constructivo, más real, más trascendental.
Se acerca hacia la mesa donde su madre saca sus cuentas y hace sus apuntes, coge el cuadro que está encima, la mira joven, sin arrugas, sin esa mirada de perseverancia activa que desgasta, con una sonrisa de ilusión sin ser quitada sus sueños por las responsabilidades terrenales. Ricardo suspira nuevamente, la agradece por bendecirlo, está decidido, no se dejará vencer, emprenderá un nuevo camino.