Periodistas independientes: Rara especie.

Ordenado Según el  Diccionario de la Lengua Española, «independiente» significa  exento de  dependencia, que es autónomo. Si queremos aplicar esta definición a nuestra vida cotidiana, a la práctica,  tendríamos que concluir que esta definición es totalmente ideal, que es  inviable, al final, podríamos resolver que es una utopía.

Se precisa  decir que  los periodistas somos  seres humanos, a no ser que otros digan lo contrario, que por su oficio trabajan en diferentes medios de comunicación social, ya sea en la prensa escrita, radial o televisiva y,  por lo tanto son trabajadores dependientes de una empresa que se sostiene económicamente con las subscripciones, la venta, los anuncios y las publicidades. Esta definición trae a colación una interrogante  ¿Qué sucedería si no existieran estas empresas? ¿Existirían periodistas?

Creemos que ubicando  todas estas consideraciones teóricas y prácticas en un contexto de reflexión, es casi imposible encontrar un periodista independiente, aquí y en el mundo entero, cada persona que ejerce esta profesión está ligada de una u otra manera a sus ideologías, a sus intereses sociales, económicos, políticos y religiosos. Pongamos por ejemplo a  nuestro laureado  escritor Mario Vargas Llosa que en varios de sus escritos ha demostrado su vocación por la política del libre mercado, criticando a regimenes con ideología socialistas como la de Fidel Castro, lo cual demuestra su dependencia a un tipo  de gobierno que se da en el mundo. García Márquez, otro gran escritor, ha publicado artículos con evidente defensa al modelo cubano, lo cual lo hace dependiente a un tipo de pensamiento diferente al del anterior.

Así tenemos que es un hecho que en la historia del  periodismo la dependencia hacia otros ha sido permanente, desde las primeras actas, que mandaban elaborar los emperadores romanos para enviarlos  a las zonas más lejanas del imperio para que la gente se enterara quién era el  gobernante, sus leyes, los avances en la ciencia y el arte  y, de paso, dar a conocer o publicitar las acciones y  obras que hacían en su jurisdicción.

Recalquemos que como en todas partes, en todos sitios y en toda agrupación, existen malos y buenos, y, en estas últimas décadas  se está oyendo, viendo, y leyendo, noticias con tendencia a conseguir dinero y bienes materiales fáciles con acciones de chantaje, amenazas, y otros actos delincuenciales, de los cuales son cómplices pasivos las personas (autoridades o empresarios  que se someten a este tipo de tratamiento). Estos actos son, pues, repudiables y deben ser reprobados y extirpados  por las empresas periodísticas, por las diferentes asociaciones de periodistas y por el pueblo en general.

El periodista independiente, es pues una utopía en la práctica, y, lo que debe hacer un periódico, como lo que hace este diario regional, es publicar diferentes opiniones y análisis a favor y en contra de un asunto determinado de la realidad social, económica, política y ambiental y que la población sea el mejor juez.

Tampoco se puede oponer dentro de los términos legales, a  que estas empresas periodísticas publiquen las acciones y obras que realizan las instituciones que nos gobiernan, ya que, en nuestro medio, es una de las pocas fuentes de sostenimiento económico que tienen y que es utilizado para pagar a los diagramadores, a los hombres que imprimen el diario, a los reporteros, el mantenimiento de las máquinas y del equipo y a una larga cadena de beneficiarios, entre ellos los canillitas  Esto no es indecente ni ilegal. De lo contrario, no existirían periodistas, ni la clase laboral a la que aludimos. Todo es una relación permanente, lo que se debe evitar es incrustarse en actos fuera de la ley.