Normas obsoletas

Los reglamentos y las normas se entienden que tendrían que ajustarse a la realidad de las zonas donde tienen que ser aplicadas, y si esto no sucede, simple y llanamente pasaron a la situación de obsoletas, y es lamentable que sigan siendo un referente formal para tomar decisiones sobre, por ejemplo, si funciona o no un centro educativo, sobre si le quita o no las plazas de docentes asignados con sus respectivos presupuestos.

Solo pare tener una idea. Mientras en la ciudad la mayoría de colegios se crean casi por “oficio” ante la demanda de vacantes para los tres niveles de la educación básica, a las comunidades campesinas e indígenas les cuesta “sudor y lágrimas”, puesto que llegar a las redes educativas de sus distritos, y de ahí hasta las Ugeles, y si no tienen respuesta hasta la DRE Loreto, es todo un vía crucis. No porque las entidades sean las responsables, sino, porque son pobres y no cuentan con recursos para los gastos de transporte.

De lo que sí son responsables las entidades, es en no buscar la eficiencia máxima para hacer que la educación no ponga en riesgo su propia desaparición en comunidades donde ya la escuela viene funcionando por muchos años. Es el caso de la comunidad indígena “Boras de Brillo Nuevo”, río Yahuasyacu, donde por “falta de metas de atención” está a punto de dejar de funcionar el próximo año.

Y es que el reglamento de la constitución de un colegio dice que para tener un colegio secundario tiene que haber por lo menos 60 estudiantes, y en dicha comunidad Bora este año solo cuentan con 25 alumnos. Dicen los padres de familia que ya les avisaron que ese nivel podría dejar de funcionar. Y con esto se vuelve a develar que los “reglamentos” de varias instituciones en el país están ajenos a la realidad y circunstancias de sus conciudadanos.

Esta situación no es nueva. Se sabe que en una comunidad amazónica este año puede haber un número de alumnos y al otro ya no. Y no por eso tiene que decirse que el colegio, en este caso de secundaria: desaparecerá o dejará de funcionar. Está claro que nunca se propuso la implementación de un plan B, C o D, cuando esto suceda.

Es cierto, quizás técnica, operativa y pedagógicamente no resulte sostenible, pero, señores, dónde queda el interés superior del niño en el tema educativo? Acaso no existen otras modalidades de estudios que podrían implementarse para no dejar frustrada las aspiraciones educativas de estos adolescentes de “Boras de Brillo Nuevo”? y de cuántas otras instituciones más.