MISCELÁNEAS DEL MIÉRCOLES.

Ahora todo el mundo se cree experto en transgénicos. Es más fácil, porque si quieres escribir sobre el tema entras a internet y copias párrafos y ya está. Ahí tienes tu opinión. A veces escriben lo que ni ellos mismos entienden. Antes no, como no había esta facilidad de información, uno tenía que pensar más, por supuesto, definida las cosas. Hace años, hice un artículo sobre este asunto, pero enfocándolo en la situación en que estamos: comemos verduras, frutas, carnes, pescados, azúcar, arroz vietnamita, posiblemente  contaminado con elementos radioactivos, chocolates, dulces, licores, preparados con elementos mejorados (desde el punto de vista genético) y cientos de cosas más y la población en vez de disminuir ha aumentado en Loreto, contrario a los que se oponen a los transgénicos.  Lo que sucede es que somos importadores de alimentos y de costumbres. Muchos de ellos especialmente los que vienen de la costa peruana (frutas y verduras) rociados con insecticidas, utilizando abonos inorgánicos y otros químicos altamente, según los «especialistas», mortales para el consumidor. Jamás, nadie ha dicho nada y algunos que hoy hablan y escriben y declaman en televisión, han sido vendedores de estos productos. De no haber sido la biotecnología, hoy en día no seríamos casi 7,000 millones de habitantes, sino unos 300 millones, porque el manejo de los principales elementos como el trigo, base del pan, han tenido que ser manipulados para fortalecerse contra las enfermedades. Así que no hay que oponerse fanáticamente a la tecnología moderna, Dios nos ha dado talento para desarrollar ciencia y tecnología para beneficio de nuestros semejantes. En la película 10,000 años antes de Cristo, el cazador recolector recibe del habitante del llano, una bolsita de semillas para que siembre y no pase hambre, y semillas mejoradas en esa época. Hoy, la esperanza del promedio de vida del loretano, se ha incrementado hasta 60 años (yo ya estoy jugando el descuento) gracias a muchas tecnologías. Incluso existen enfermedades que se curan en otros países manejando los genes del enfermo. Lo importante que uno debe aprender en la universidad es pensar y reflexionar y no aceptar todo lo que nos dicen, los conocimientos científicos son rebatibles con fundamento, no son dogmas. Pensemos antes de hablar, escribir, etc. De lo contrario ya no comamos pan con trigo importado mejorado (genéticamente hablando) no utilicemos el diesel para generar energía, no utilicemos vacunas preparadas con elementos manejados genéticamente, no comamos pescado producido en piscigranjas con soya y maíz y vitaminas posiblemente transgénicas, no incentivemos este tipo de piscicultura y que los empresarios que venden alimento se vayan a la quiebra, esto pues es una brutalidad, una ignorancia activa, es decir volvamos al siglo 19 y vivamos aislados del mundo, como la comunidad Amishi en Norteamérica. ¿Cuántos productos mejorados seguiremos comiendo por los siglos de los siglos? ¿Es decir podemos comer alimentos posiblemente producidos por transgénicos, pero no producir? No se les entiende, entonces no promuevan la agricultura y la piscicultura intensiva. Cada vez que sale un modelo de producción hay «expertos» que salen a hablar sin fundamento. Estoy seguro que ellos han comido cualquier cantidad de pan con mantequilla preparada con elementos transgénicos y chocolate para navidad. Pa su madre tío, diría mi sobrinita que no entiende a los especialistas. Den alternativas reales, no vuelen como los mashos.

 

UNA ORACIÓN PARA TITI.

TITI, es el nombre cariñoso con que Edwin Soregui, Deyli, Janeth y Frank, llamaban a su querida madre. Una mujer valiente como todas las loretanas. Que con el don que Dios le dio desarrollo de manera autodidáctica la profesión de diseñadora y modista, una de  las mejores  de Loreto y del Perú. Una mujer con mucha paciencia, al estilo de Penélope, y con un gran amor por sus hijos. Fue madre y padre para ellos. El loco Soregui, que la acompañó durante sus últimos minutos, me cuenta que le dijo: hijo, gracias por todo, gracias por atenderme, no peleen entre ustedes, ya quiero irme, y cerró sus hermosos ojitos cansados, y quedo como dormida cogiendo la mano de Edwin. El médico que estaba presente en esta hora en que las penas se incrementan, dijo: Hace tiempo que no vi algo así, fue una hermosa despedida de esta tierra sin sufrir, sin dolor, como esos pajaritos que cumplieron su ciclo en la tierra. Estoy seguro que desde la diestra del padre ella estará vigilando y protegiendo a sus hijos, como lo hizo acá en este parque de diversiones. Dios te bendiga señora Oritz, estés donde estés.