Mes divino

Estamos en el último mes del año relacionado a la divinidad por el nacimiento simbólico del niño Jesús que reúne en el mundo a todos los creyentes de sus enseñanzas y mensajes sobre la vida después de la vida, además de seguir sus ejemplos como un estilo de vida, que dicho sea de paso, a simple vista estamos difícil de cumplir. Qué esperamos sinceramente en este mes cuando se nos ablanda el corazón y somos capaces de decir las palabras más hermosas al momento de desear una feliz navidad, que viene la natividad del niño Dios o del también conocido como el Hijo del Hombre, a cuyo poder divino recurrimos cuando nuestras fuerzas terrenales ya no pueden más. Y es que también tenemos la costumbre de decir Dios nos coja confesados, cuando de posibles ultimatos del vivir o no vivir nos acecha. Y este es de diciembre desde hace mucho tiempo, se presenta como el ideal para sacar esa carga de conciencia que tenemos por todo lo malo o dudoso que hayamos realizado durante el año. Y la verdad que no creemos que a Dios le vendamos gato por liebre. Muchos creyentes asumen que todos los horrores que estamos viviendo en el mundo es parte de los finales de la existencia en la tierra, que el regreso del Mesías está cerca, que es el peso de todo lo negativo que hacemos y en estos tiempos cosas terribles se verán y poco o nada podremos hacer, porque está escrito. En realidad, ninguna religión cristiana o no, puede decir cuándo será el final de los tiempos, todos jugamos a una suerte de adivinos y se distraen las acciones elementales que tenemos que tener en cuenta mientras tengamos vida en la tierra. Y este mes de diciembre se presta para esa reflexión, motivados por el clima de paz y amor que todos o casi todos queremos transmitir. Y así en nuestro recorrido por las calles de la ciudad, en los colectivos, los motocarristas que tiene parlantes para música, en los restaurantes, en los mercados y en diversos locales, se empieza a escuchar los famosos villancicos navideños con tiernas y agudas voces de niños cantores, justo a los niños y niñas que nos han enseñado se dirige principalmente la Navidad. Son ellos los que deben recibir sus regalos como señal de amor y de vida en Jesús. En el fondo de nuestro corazón, quizás todos los adultos quisiéramos volver a ser niños y sentir esas emociones inocentes, felices, sin mirar más allá de cálculos superficiales que muchas veces a los mayores de edad nos atrapa. Por qué será? Dicen que ya perdimos la inocencia. Recapturémosla entonces en nombre de esa Divinidad que creemos y que nuestros actos se bañen de bendiciones en el día a día, como muchos lo decimos en Facebook y todas las formas modernas de comunicación actual. Jesús virtual espera mucho de todos y todas en esta Navidad.