Mejorando la educación indígena

Hace menos de una década que cuando se hablaba de educación rural, se pensaba en los niños y niñas del campo empezando a estudiar la primaria sin haber tenido la oportunidad de haber asistido a la educación temprana de 3, 4 y 5 años. Es que nadie o casi nadie los tenía en cuenta. Tampoco había profesores bilingües preparados para tan delicada y tierna tarea.
Cómo no recordar las charlas que ofrecía el Pedagógico Loreto de hace más de una década, contribuyendo a la reflexión sobre la educación indígena, sus carencias, sus necesidades y los olvidos de los gobiernos de turno centralistas que piensan que solo Lima es el Perú. Cuando tenemos una diversidad cultural y lingüística como patria, en la costa, sierra y selva.
Hoy debemos celebrar que se acaba de firmar el Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe, entre el Ministerio de Educación y representantes de siete organizaciones indígenas, entre ellas Conap, Aidesep, Onamiap y Fenmucarinap. No hubo ningún desacuerdo entre las partes. Esto se destacó porque es el primer caso de su tipo en el país.
El Plan busca garantizar un currículo pertinente y una propuesta pedagógica adecuada para estos estudiantes. Asegurar la formación docente y promover un sistema de gestión participativo y descentralizado del servicio de Educación Intercultural Bilingüe – EIB.
El Plan se ha propuesto trabajar en sus objetivos hasta el 2021 y una de sus metas es alcanzar al menos que el 90% de los estudiantes indígenas de inicial y primaria, y 50% de secundaria, reciban una educación intercultural bilingüe de calidad y que el 67% culmine oportunamente sus estudios. Y que al menos el 90% de los docentes de inicial y primaria que trabajan en escuelas EIB y el 50% de los de secundaria, tengan formación en EIB y dominio oral y escrito de la lengua originaria y del castellano.
Los acuerdos son fabulosos pensando en la educación de miles de niños y niñas indígenas, pero esto también pasa por incorporar el tema formativo de docentes en las facultades de Educación de las universidades del país, empezando por las nacionales. Hemos visto maestros que se adjudican y nombran en escuelas primarias indígenas sin hablar el idioma originario, y no tenemos maestros bilingües para el nivel inicial. Muy pocos. Así el Plan nació firme, pero falta romper barreras.