LOS MÉRITOS DEL CENTRO DE OPERACIONES DE EMERGENCIA REGIONAL (COER)

Por: Luís Roldán Ríos Córdova     rioscordova2010@hotmail.com

Debiendo ser tomado por los afectados como una situación previsible en nuestra selva baja, acabamos de vivir una de las inundaciones de mayor destrucción en cuanto a daños causados a la producción agrícola ribereña. Aun siendo una realidad que no es ajena a las experiencias de nuestros ribereños que han tenido desplazamiento forzoso por habitar, a sabiendas, en zonas inundables, sin embargo el problema ha merecido decidida atención de la autoridad regional a través del Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) con el presidente a la cabeza en su condición de presidente del Comité de Defensa Civil, quien ha trabajado asumiendo firmemente el problema, consolidando las informaciones sobre riesgos y emergencias que se producen en el ámbito regional. El COER ha respondido eficientemente a las exigencias presentadas durante la etapa crítica, como lo está haciendo después de la inundación, dentro de sus posibilidades y atribuciones de acuerdo a su visión y misión.

En honor a la verdad, el presidente regional monitoreando a diario el trabajo del COER fue una de las personas más dedicadas y más interesadas para que el trabajo de los actores sociales al servicio de los demás sea de lo más eficientemente posible, haciendo que el COER demuestre que cuando hay buena voluntad, sí es posible trabajar juntos  compartiendo esfuerzos por el bien común.

Tal vez la población no se percate del sacrificio  diario que le ha tocado vivir a los miembros del COER, quienes desde su coordinador general, el señor Elmo Carbonell, se han dado íntegros durante los momentos más difíciles vividos, trabajando desde las primeras horas del día algunas veces laborando las 24 horas codo a codo con todas las autoridades dentro de las que se encuentran los municipios distritales y provincial, a través de sus respectivas Secretarías Técnicas, la Gerencia Regional de Recursos Naturales y de Gestión del Medio Ambiente, la Gerencia de Desarrollo Social, el eficiente equipo de Audiovisuales del GOREL al servicio de la comunicación objetiva de los hechos, las Direcciones Regionales, Defensa Civil, la policía, incluyendo a los medios de comunicación y periodistas con actitudes profesionales, quienes han puesto su cuota de colaboración en el manejo sensato del problema de inundación, al cual insisto en no reconocerlo como desastre natural.

En medio de esto, se debe entender que el COER no es la institución para dar vida holgada, mucho menos algo parecido a un hotel tres estrellas a las familias  afectadas o damnificadas por la inundación, como mal intencionadamente los enemigos del orden, la cordura y la mesura pretendían instruir a los inundados para protestar contra el COER y el Gobierno Regional específicamente y más directamente contra su presidente,  donde la razón y la lógica reflexiva de los afectados o damnificados ha respondido no cayendo en la mala intención de los enemigos que no saben hacer otra cosa y se dedican de la peor manera a azuzar a los inconformes en su afán de lograr ganancias políticas.

Por eso, sin ánimos de alentar la costumbre de esperar dádivas, quedamos agradecidos a instituciones como: Bomberos Unidos Sin Fronteras, a la Cruz Roja, a Unicef, al Organismo Internacional de Migraciones apoyando la reconstrucción; a la Organización Panamericana de la Salud, a Plan Internacional,  brindando atenciones médicas; así como el apoyo logístico brindado por China Internacional Water Electric Corporation (Empresa tan querida en Iquitos, por el alcantarillado), la contribución de INDECI, Operación Perú, El Congreso de la República, PRONAA, también empresas privadas como Global Geophisical Service, Plus Petrol, la I.E. César Vallejo, Embotelladora La Selva, alumnos de la UNAP, la UCP, la Logia Amazónica y las personas generosas que colaboraron con su donación en la maratón organizada por el Gobierno Regional, trabajado gustosamente por el personal del GOREL, entregándose decididamente muchas veces fuera de horas de trabajo; y la gratitud también a algunos que injustamente se nos van del recuerdo.

Es fácil entender que pocos repararán en los méritos de las instituciones encargadas de velar por la seguridad y necesidad de los afectados y damnificados que han  prestado su decidida colaboración.    Bueno, generalmente casi todos caemos en eso, en aquello de ser mezquinos para reconocer las virtudes o los éxitos ajenos, condiciones al que la oposición irresponsable hace méritos por hacerla suya resaltando aunque sea un asomo del error ajeno. Seguramente como resultado del bien limitado, es decir, no hay espacio para que la mayoría tenga éxito en lo que hace. Todavía somos una cultura donde el éxito de unos pocos se fundamenta en el fracaso de los muchos otros. En buena hora el COER ha demostrado que se puede superar ese insano concepto.