Lluvia ¿bendecida o maldecida?

Se recuerda que hace unos años no muy lejanos la caída de la lluvia era esperada por miles de personas en la ciudad como una bendición, empezando como ahora por los que no tienen agua potable suficiente y sacan al aire libre todo tamaño de embaces para juntar el agua “bendita” que paliará la escasez.
Otro grupo ciudadano la esperaba con felicidad porque sus jardines y árboles se iban a hidratar y embellecer. Otros porque trae consigo frescura y mejor si viene la lluvia con un viento moderado. Mientras que en la zona rural también tienen sus razones para sentirse felices cuando llueve, ya que es parte del ciclo vital del bosque, de esa naturaleza que tanto nos provee para la subsistencia.
Pero, en nuestra ciudad qué viene ocurriendo en los últimos dos años, y más aún meses, que por “obra y gracia” del alcantarillado miles de personas no quieren oír hablar de la lluvia, les suena a una especie de maldición, muy contrario por cierto al propósito de la madre naturaleza por las razones expuestas.
Así anoche tuvimos una lluvia intensa, corta, pero fuerte como solemos decir, acompañada de una tormenta eléctrica que nos provocó cierto temor. Pero quienes se llevaron la peor parte fueron los que se volvieron a anegar, inundar, como también decimos por motivo de la obstrucción del desagüe de las aguas pluviales y de deshechos, de aguas servidas, y nos toca exclamar que ¡desgracia la nuestra! Con tanto dinero invertido deberíamos contar con un sistema de desagüe A1, de primera calidad, qué felices seríamos.
Cuánto daño hace que existan personas, que llegan al poder político y económico, y pierden el rumbo, la esencia que los llevó a proyectarse políticamente. Cuánto daño nos hacen. Cuánta gente anoche tuvo que doblegar esfuerzos para sacar el agua mal oliente del interior de sus viviendas. Y nos preguntamos si se podrá enmendar lo malogrado, la infraestructura mal hecha, pensamos que sí, la alta ingeniería puede darnos una solución, pero, los responsables de este obligado “doble gasto” tendrán que asumir sus responsabilidades administrativas y penales, así ya no sea dinero de la región, así sean fondos del gobierno central. Quizás luego de esta nueva etapa, todos juntos, podremos bendecir con todas sus letras a la lluvia naturaleza, que no tiene la culpa de nada.