¿LA VIDA ES SÓLO VIVIR?

Por: Luís Roldán Ríos Córdova      rioscordova2010@hotmail.com

 

¿Alguna vez te hiciste esta pregunta?…

 

Tu respuesta puede ser, sí. Tal vez, no. O quien sabe no sepas ni de qué estoy hablando.

Normalmente no te preguntas si la vida es sólo vivir, menos, si te va de maravilla, o medianamente bien. Casi siempre esta interrogante te visita en circunstancias poco afortunadas y viene acompañando tu soledad o tus desventuras.

 

Si eres adinerado, es muy difícil que renuncies a tus voluptuosidades para ponerte a reflexionar, si lo haces, es a través de una sensación presuntuosa de juzgar que a pesar de todo lo logrado sientes que algo te falta, sin aparente explicación. Si no tienes nada y te dedicas a delinquir o al vicio, querrás reflexionar cuando el siguiente paso en tu vida es al precipicio, es decir, cuando sólo te queda gritar mientras caes al fondo.

 

El giro que demos a nuestra vida a raíz de haber llegado a la interrogante, está en función a aceptar que la clave es entender que somos parte de un conjunto social, su calidad dependerá de cuál sea el camino que toma nuestra respuesta.

 

La reflexión al que te invito a llegar, pretende ser útil en tanto más temprano sea el momento en la que te preguntes si la vida es sólo vivir. Las respuestas  pueden ser buenas o malas, pues involucra el sentido que le des a tu vida en relación a los demás.

 

El por qué se vive es irrelevante, puede decirse como respuesta: porque soy la continuación involuntaria de la cadena interminable de la conservación de la vida y de la especie, entre otras; no te hace ni inocente ni culpable, como sí te hace responderla entendiéndola como, ¿para qué se vive? Cuya respuesta conlleva una carga emocional que divaga por los senderos de la existencia en procura de responder si la vida es sólo vivir.    Responder que sí, es peligroso porque implica no tener objetivos en la vida, no buscas nada, vives sin vivir, es una respuesta preñada de egoísmo. En cambio asegurar que no, trae consigo inquietudes que hacen bien al alma porque intuyes que en ella hay una necesidad de  trascender.  En la orientación de tu respuesta, sí puedes ser inocente o culpable, dependiendo lo malo o lo bueno de ella, pues, evidenciará el deseo de exhibirte acertada o equivocadamente (Adolf Hitler, por ejemplo), aunque ambas respuestas implica sentimientos no absolutos, decir que no, evidencia la consciencia que tienes de tu finitud por lo menos como ser humano. Responder que no a la pregunta inicial sumada a la positiva respuesta al para qué, es tener  proyectos, aspiraciones, sueños, es querer trascender a través del prójimo sabiendo vivir para los demás entendiendo que como ser humano eres un ser social que no puede vivir sólo, que depende de la sociedad para existir como parte de un todo, comprendiendo, además, que tu convivencia es ineludible, dándole con ello sentido a tu vida, como diría Savater.  El sentido que le des a tu vida viene a través de los demás, expresadas en aquella sentencia que dice: «Si no vives para servir, no sirves para vivir».  En este avatar, pregunto: ¿Cuántos estamos dedicando el diez por ciento de nuestros ingresos a los que no tienen piernas como nosotros, a los que no tienen manos, a los que no ven como nosotros, a los indigentes o a aquel prójimo que accidentalmente entra en gran necesidad? Claro, no es fácil, se necesita una gran dosis de desprendimiento humanitario en abierta contradicción al sentido ególatra de quien sólo piensa en sí como fin y principio de su creación, de donde se puede deducir que aquellos, no son felices a pesar de comer lo que quieren y viajar por donde quieran, porque la persona humana percibe aunque sea instintivamente que su vida no tiene sentido, pues sólo la ve pasar.

 

Víctor Hugo, escritor francés, dice que muchas veces nos dejamos llevar por la opinión que los demás tienen de nosotros, al punto que la aceptamos e interiorizamos como si fuera nuestra y ello nos impide tener nuestra propia opinión, de donde, presumo, emanan todas las calidades de respuestas a la pregunta de que si la vida es sólo vivir.

 

La mía respuesta no viene del Opus Dei, ni del Sodalitium Christianae, viene del honesto diálogo con la conciencia, pues, lo tienes tú, lo tengo yo, ello nos obliga a vivir en función a ella.  Si eres pobre, ayuda a los que son más pobres que tú. Si eres rico dedica de corazón el diez por ciento de tus ingresos directamente a los necesitados.  A través de cuánto hagamos esto, el alma encontrará paz como la prueba más deliciosa de su verdad… ¡Inténtalo!