La cruz del oro negro

  • La selva entera gime de dolor y de muerte:

Por: Adolfo Ramírez del Aguila.
arda1982@yahoo.competroleor

 

En más de 40 años de explotación petrolera en nuestra selva peruana, los derrames han sido parte de los riesgos que implica toda actividad extractiva en nombre del progreso. Lo sucedido en los territorios wampis (Datem del Marañon-Loreto) el pasado 3 de febrero es una muestra de ese alto riesgo que siempre los entes oficiales intentan minimizar.
Este nuevo derrame de crudo como consecuencia de la falta de mantenimiento de los obsoletos ductos que cruzan la selva de Este a Nor-oeste añadido a lo sucedido casi en simultáneo en Chiriaco (Amazonas), nos demuestran hasta la saciedad que este negocio de la explotación del oro negro es poco rentable para los amazónicos y para los intereses nacionales.
Según AIDESEP, desde el 2010 hasta la fecha, hubo once derrames de petróleo en la Amazonía peruana. Está fresca aún en nuestra memoria, el derrame del año pasado en Cuninico, muy cerquita al actual desastre. Ayer como ahora, las terribles imágenes de cochas negras de petróleo, peces asfixiados por este crudo descontrolado, cocodrilos languideciendo por el veneno que arrasa con toda vida y niños bañados de petróleo ayudando desesperadamente a sus padres a limpiar voluntariamente su selva sagrada, ha puesto en el debate nacional los riesgos apocalípticos de la extracción petrolera.
Y lo más triste de esta realidad, es nuestra indiferencia cómplice. Los citadinos, caminamos por las calles de Iquitos, Pucallpa y Yurimaguas (por citar las mas importantes) orgullosos de nuestro progreso material al más alto costo ambiental (todas las grandes obras en Loreto son gracias al Canon Petrolero). Nuestros políticos en campaña, viven en otro planeta, no he leído ningún pronunciamiento orgánico al respecto.
Nuestras autoridades municipales, regionales y nacionales, solo saben discutir y hecharse mutuamente la culpa de las desgracias comunes. Se sabe como última información que me reporta mi radio Philips sintonizando RPP a mi lado, que el ministro del ambiente, Manuel Pulgar Vidal, ha ordenado la suspensión del funcionamiento del Oleoduto Norperuano por un tiempo prudente hasta que se pueda resarcir el daño causado.
Se anuncia con bombos y platillos también que se le aplicará a la empresa Petroperú, una millonaria multa por no prever este desastre ambiental. Muchos saltan de alegría por esta noticia, sin embargo, valga la aclaración, Petroperú es una empresa estatal, o sea la multa lo pagaremos todos los peruanos, ni más ni menos. Con esta medida, el Estado se hace un harakiri, declarándose incapaz de administrar un oleoducto; en consecuencia, se volverá a debatir la viabilidad o no de que Petroperú administre el Lote 192.
Pedimos al Dios de la vida, creador del cielo y de la tierra, que nos ilumine a todos los peruanos de buena voluntad para administrar con inteligencia nuestros recursos naturales, priorizando lo social sobre lo económico, poniendo en el centro de nuestras decisiones la vida humana y la vida ambiental antes que nuestras ganancias.
Es hora de expresar nuestra posición de defensa de la creación. Todos a participar en el plantón de protesta que está convocando el Comité del Agua para hoy 23 de febrero en la Plaza de Armas. Tengamos misericordia de la vida en nuestra selva. Amén.