Invocación acertada

A lo largo de las últimas dos décadas, hemos escuchado que a mucha gente que comete delitos en contra de los bienes materiales o económicos del Estado, un buen abogado le libra de responsabilidades, y que por cierto el pago de sus honorarios son altísimos. Es su derecho del profesional.
Pero, lo que nos hacía pensar una y otra vez, es cómo logran “salvar” de sentencias cantadas a autoridades que se evidencia habrían delinquido en contra del Estado, ese ente imaginario que somos cada uno de nosotros, que la conformamos. Cómo le pueden librar a un procesado de los cargos frente a las evidencias.
Por un lado, que un caso que llega al Poder Judicial, necesita de las pruebas materiales, las pruebas concretas, suficientes para asegurar la culpabilidad, pero, si por ahí surge una duda, parece se aplicara esa frase que dice: “la duda favorece al reo”. Es el derecho del procesado.
En esta figura, ha surgido la invocación del actual decano del Colegio de Abogados de Loreto, Abog. Martín Tuesta Gómez, quien textualmente señaló: “Yo invoco a mis colegas, sobre todo a aquellos que trabajan en las entidades públicas, a que tengan cuidado en los informes legales que emiten”.
Y acotó: “A veces esos informes se pueden maquillar para tapar algunos actos ilegales. Tienen que cuidarse para que no se involucren en trámites o procesos irregulares que puedan afectar las arcas fiscales y los intereses del pueblo”.
Siguió el decano: “Necesitamos que todos los funcionarios hagan correctamente su trabajo, que cumplan con el código de ética y estrictamente pegados al ordenamiento jurídico”.
Esta invocación quizás sea un efecto de la reciente visita del papa Francisco a nuestro país, y nos parece oportuna, porque desde todos los sectores se tienen que dar las condiciones para que las cosas vayan cambiando en nuestro país. Si los delincuentes que sustraen los recursos públicos se saben protegidos “por buenos abogados”, sea interna o externamente de la entidad, poco hemos hecho.
Y es que a veces ya no sabemos qué responder cuando algunos adolescentes preguntan ¿por qué todas las autoridades le roban al Estado? La primera respuesta después de un suspiro es: ojo, no son todas las autoridades. La segunda: casi todos carecemos de valores y necesitamos cambiar. Nada más.