Humala, el mejor alumno en curso de economía social de mercado

Por Gianncarlo Scavino Mestanza  (*)

La elección de Ollanta Humala como presidente del país, generó encrispadas emociones que duró como angustia popular en pasarnos aproximadamente, calculo entre 6 meses y 1 año, después que asumió el mando, logrando con ello saldos positivos finalmente como gestión política y principalmente económica, gracias a su vehemencia en los programas sociales y en contraparte a seguir la hoja de ruta económica, receta o timón automático, como mejor se pueda interpretar.

 

A nivel país, Ollanta Humala, pareciera que evolucionó al Ollanta Humala del 2006, que estudió, que conoció más y que entendió la receta más simple para gobernar, el del respeto a la democracia, la concertación y el pragmatismo en política; todo ello nos lleva a una política con economía social de mercado, (otros la llaman política de centro) y otros con mayor repunte la llaman la política del comodín, estas con ellos y también con ellos.

Al margen de las diatribas colosales de la prensa en cuanto a quien lleva los pantalones en casa y en el manejo del gobierno apelando un intervencionismo muy activo de su esposa Nadine Heredia, cabe resaltar que el primer paso que marcó la distancia de un continuismo de la política económica fue la designación del titular de economía y la ratificación de los cuadros técnicos en el BCRP. Con ello aseguraba al sector empresarial nacional y extranjero que las inversiones y la promoción del desarrollo sostenible seguía en buen camino y dio pie a que los sectores de agro exportación se sintieran seguros de continuar sus proyectos, el consumo interno ha crecido a cifras muy considerables para el manejo de la economía interna que era un elemento fundamental que en los gobiernos anteriores tuvieron crecimientos sostenidos pero no relevantes, y siendo No una sorpresa que el consumo interno en provincia se despuntara hasta dos dígitos favorables, convirtiendo el sector de comercio en el sector que mayor aporte dio al PBI el 2012.

Conga fue la piedra en el zapato, ya que todo no es color de rosa en ninguna parte, por tanto, la inexperiencia de gobierno pagó factura de derecho de piso con el tema Conga; finalmente, no necesitamos ser adivinos para saber que el conflicto social que generó Conga iba a traer ciertas secuelas en otras partes del país, pero que ni el gobierno, ni las empresas inversionistas, ni la población y sus comunidades o asociaciones civiles están desquiciadas, ni son ignorantes, por tanto el resultado debe ser TODOS GANAMOS, y bajo esa premisa el gobierno estableció su estrategia de comunicación y de solución a los problemas sociales en el plano de inversión, sectores como minería, hidrocarburos e infraestructura. Por otra parte, no menos importante, están las promesas cumplidas a través de los programas sociales, implementadas como prioridad en la agenda del gobierno, tales como programas de nutrición infantil, Cuna Más, de mejoramiento de la calidad de la enseñanza, programas de emprendimientos productivos para mujeres, y jóvenes; Pensión 65 y Beca 18, además de los Programas Sociales de Asistencia Alimentaria.

Ese balance político, más el énfasis puesto en cada acción de gobierno que garantice el desarrollo social e inclusivo con apertura a la inversión económica y de libre mercado, permitirá avanzar de manera efectiva en los objetivos del gobierno con llegada al ciudadano y lo más importante aún, con llegada al campesino. Sin embargo, cabe mencionar que Ollanta Humala, como presidente del Perú no puede hacerlo solo, requiere de un equipo técnico, de expertos liderando los programas socioeconómicos, pero principalmente necesita del apoyo de todos los peruanos, incluyendo esa clase media que trabaja para el Estado y que deben facilitar todo el proceso de cambio, y no entorpecer ni menos entrar en el círculo vicioso de la corrupción. Una tarea difícil de controlar y de corregir por el tamaño de su planilla, pero que no es imposible cuando hay amor por la patria.

Cierro este comentario, que comparto contigo amable lector, para decir que si bien el fantasma Ollanta, dejó de serlo, debemos entender que también es un ser humano y que tiene errores como todos, al igual que su gobierno, pero que a luces de su comportamiento como demócrata debe ser ejemplo de continuismo para quien sea su sucesor o sucesora. Eso significa no cambiar las reglas de juego, respetar el Estado de Derecho y la Libre Opinión, aplicando políticas de libre mercado con prioridad a los programas sociales y controlando toda esta estrategia de gobierno, o haciendo las correcciones necesarias, porque al final de cuentas es dinero de todos los peruanos; por lo reflexionado, que no deja de ser una opinión muy particular, considero que el Perú se enrumbaría a esperar el bicentenario de su creación republicana en buena situación, tanto económica, social como empresarial, gracias a lo aprendido por el buen alumno Humala Tasso en sus clases de economía social de mercado.