Gobiernos corruptos y traidores del Perú

Escribe: Ing. César Calderón Vela
Reg. CIP. 32486

 

Mariano Ignacio Prado Ochoa, militar y político peruano que fue presidente del Perú (1865-1868) en su primer gobierno con golpe de estado (dictador), y que luego fue disfrazado como gobierno provisorio apoyado por el Congreso, en su segundo gobierno desde 1876-1879 como gobierno constitucional. A Prado se le atribuye como el responsable de la derrota de nuestro país en la «Guerra del Pacíifico», fue el presidente que ha causado zozobra e indignación al irse en plena guerra declarada con Chile, dejando sus tropas y su pueblo vulnerables a la invasión.
El escritor Jorge Basadre en su libro «Historia de la República» señala que Prado fugó del país llevándose consigo el dinero destinado a la compra de nuevos barcos. Prado exige desde el extranjero el envío de 380 mil libras esterlinas para unas compras importantes de las que informa haber entregado 61 mil a la «Casa Grace» (Venta de rifles y balas) que nunca llegaron y nadie sabe para qué, y 100 mil para la compra de dos barcos al imperio otómano (hoy Turquía) que los lleva a Londres y que fueron bloqueados allí por gestiones de Chile.
Nicolás de Piérola quien toma el poder en su ausencia lo declara «traidor de la patria» a los seis meses de su salida. Existen archivos de esa época que al llegar a Nueva York, es abordado por un corresponsal del «Herald York» en la cual Prado alaba al gobierno de Piérola, y dice «que no va a regresar al Perú», y su sucesor (Piérola) continuaría con la guerra asegurando que la va a ganar. Existió en el subconsciente colectivo de esa época que fue transmitido de generación en generación a todos los peruanos y que ahora da a luz con estos archivos de que Prado se retira del país porque tenía intereses económicos en Chile y su presencia molestaría a sus socios chilenos. La historia recopila datos de su carrera militar ya como presidente del Perú, en su primer gobierno al enviar en 1865 la escuadra peruana al puerto de Valparaíso, compuesta por las corbetas «Unión», «Apurímac» y «América», para reforzar a la flota chilena frente al intento español de recuperar sus antiguas colonias, y que combatieron al lado de la flota chilena en el combate de Abtao el 7 de Febrero de 1866. La flota peruana la integraban Ferreyros, García y Miguel Grau. Por esta ayuda militar el Congreso chileno le otorgó a Prado el grado de General de División y le pagaba un sueldo de 3,400 pesos mensuales, otorgándole una espada con rubíes y esmeraldas. En el libro «El Expediente Prado» del congresista Víctor Andrés García Belaunde señala y desmiente la versión de muchos escritores que afirmaron por mucho tiempo de que la familia de Prado se quedó en Lima, lo cual es «falso», la familia de Prado se instaló con él en Guayaquil (Ecuador), luego se trasladaron a Colombia, donde compro minas de oro y esmeraldas, y desde Guayaquil manejo sus negocios en Chile. Tras el triunfo de Chile en la guerra, Prado vendió sus propiedades en Chile en 175 mil libras esterlinas (hoy en 500 millones de dólares). Todo empieza cuando Prado con el grado de capitán de la Guardia Nacional criticó los malos manejos económicos del gobierno de José Rufino Echenique, siendo desterrado a Chile en 1854, «según esta investigación» histórica y con pruebas a través de documentos encontrados en Chile, se afirma que Prado estuvo ahí varios años, dedicado a la explotación del carbón de piedra de Carampangue, donde empieza engrosando su fortuna. En Chile tenía en arriendo perpetuo, una hacienda de propiedad de Guillermo Gibson Délano, denominada hacienda «Maquehua» ubicada en Arauco, cerca al río Carampangue. Al fallecimiento del propietario, en 1877, Prado compró la propiedad subvaluadao, beneficiándose en esta compra. En su primer gobierno en 1867, Prado compra en forma irregular, sin ninguna autorización y con sobreprecio los monitores Manco Cápac y Atahualpa que eran de río, y no sirvieron de nada, obsoletos rematados en 380,000 y 375,000 pesos respectivamente y por los cuales el Gobierno Peruano pago estando él como presidente la suma de 2’346,000 pesos, pues al poco tiempo de su adquisición ya estaban deteriorados. Contrariamente, Chile, con el visto bueno del Congreso, adquiere las fragatas «Cochrane» y «Blanco Encalada» por 800,000 pesos, las que fueron piezas principales en el triunfo chileno al derrotar al Monitor «Huáscar» en la Guerra del Pacifico. Asimismo, al término de su primer gobierno en 1868, Prado viaja a Chile con el dinero mal habido por la compra de los dos monitores y funda un Banco y le pone el nombre de su testaferro «Banco Montenegro» quien era el gerente, con tan solo el 5 % de sus acciones y el otro 95 % de las acciones eran de Prado. Luego Prado sigue incursionando en los negocios y multiplicando su fortuna en Chile, donde se había asociado con salitreros como Ossa, hasta que decide regresar al Perú y postular a la presidencia, la que gana 1876.
Del mismo modo, se le responsabiliza que en su gobierno no tuvo la habilidad de poner al Perú al margen del conflicto que en 1879 estalló entre Chile y Bolivia. Se fuga del país en diciembre de 1879 cuando el Perú ya perdía la guerra y él logra triplicar sus ganancias en Chile, entre ellos una mina de carbón que servía para la artillería chilena contra el Perú.
Estuvo tres años en el poder y no hizo absolutamente nada para evitar la guerra, ni preparó al país para ello, siguió con sus negocios con Chile antes, durante y después de la guerra, era gran amigo y socio del entonces presidente de Chile Aníbal Pinto. Manuel Ignacio Prado era dueño de una gran casa en Vergara, en Viña del Mar, zona que pertenecía a la esposa del general José Francisco Vergara, quien era su compadre y quien durante la invasión de Lima fue uno de los jefes militares chilenos que dirigió el incendio de Chorrillos. Posteriormente, Prado vendería la propiedad. Según nuestra Constitución, Prado como militar debería haber sido fusilado con estas pruebas fehacientes. Sentimos decepción, pena y rabia de haber perdido gran parte de nuestro territorio nacional y mucha indignación de peruanos que maquillaron e hicieron ver la otra «historia disfrazada» para protegerlo. Los peruanos morían por la patria y Prado seguía en sus pingües negocios con socios chilenos. Lo expresado por el historiador Jorge Basadre (Pág. 2,399 Tomo V) «Historia del Perú» menciona «la historia no puede menos que censurar el viaje de Prado». Para los peruanos de a pie, Prado no tiene ninguna calidad de héroe, ahora la interrogante de siempre ¿Saldrá otro Prado como presidente del Perú?

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