Fonavistas eternos

Uno de los reclamos de los fonavistas es que el dinero que les deben retornar, llegue de manera oportuna, lo más pronto, ojalá fuera ni bien realicen el cálculo que les corresponde. “Parece que están esperando que me muera”, se escucha decir entre los hombres y mujeres adultos mayores.
Suena muy trágico y a la vez indignante, que tengas que esperar la paciencia del Estado y de su sistema obsoleto para cumplir con sus obligaciones. No se trata de una dádiva, es un recurso económico descontado por planilla a los trabajadores para beneficiarse con un programa de vivienda que no todos recibieron, y por tanto ese dinero debe retornar.
Pero, además de un sistema de administración de los recursos de Estado ineficiente, también es ocurrente, o quizás se haya contagiado de “criollada”, para referirnos al acto de viveza. Ello porque resulta que la gran solución al reclamo de celeridad en los pagos, es:
“Los familiares de los fonavistas fallecidos pueden cobrar sus beneficios realizando los trámites respectivos de manera notarial o judicial y, con dicho reconocimiento, pueden acercarse al Banco de la Nación (BN), informó la Comisión Ad Hoc encargada de la devolución”.
Primero soltamos una risita de impotencia, y de pronto nos entra un enfado y después decimos con ironía: vaya, qué noticia para tan alentadora cuando nos dicen que no podremos gozar de nuestro dinero en vida, sino que abrigaremos la esperanza que después de muertos nuestros familiares logren cobrar, algún día, luego de un proceso judicial, que es lo más probable.
Lo que nos hubiera gustado escuchar es que se aceleren las gestiones de devoluciones de los aportes al Fonavi. Que el Estado a través del actual gobierno lo hará en tiempo récord, demostrando así que apuntamos a tener un sistema excelente, basado en el derecho que le asiste a cada ciudadano. Indigna que ahora nos hayan etiquetado como los fonavistas eternos o para la eternidad.