Expectando insensatez

Esta semana ingresamos al mes en que el gobierno central cumplirá un año de gestión y tenemos la sensación de que todavía no han empezado. Ello se debería a varios factores tanto subjetivos como concretos. Entre lo subjetivo está el efecto Odebrecht (por el clima desorbitado que genera) y entre lo concreto la destructiva fiscalización al Ejecutivo por parte del Congreso de la República.

Desde que ganó la presidencia Pedro Pablo Kucynski y se develó la mayoría parlamentaria de Fuerza Popular, evidentemente dirigido por una líder (Keiko Fujimori) que le costó aceptar su derrota, se supo que al nuevo gobierno nacional se le ponía mucho más difícil gobernar, de lo que ya supone gobernar un país como el nuestro.

Sin embargo, el tema por parte del fujimorismo se está extremando. Y ojalá se supondría fuera solo por buscar mejoras para la mayoría de los peruanos y peruanas. Nos parece que ello no es así. Esto se puede catalogar desde el momento que critican duramente, por ejemplo el tema de salud y educación; siendo que no han contribuido para que esta situación se revierta con el Presupuesto de la República para los mencionados sectores.

Con esto qué podemos analizar, que como mayoría parlamentaria no han ejercido su poder para aprobar un presupuesto mucho mayor para Salud y Educación, pero critican las deficiencias que se seguirán dando por falta de recursos económicos. Pero, el Ejecutivo tampoco ha apostado por presupuestos que marquen historia. A pesar que se propala que son pilares para el desarrollo.

Entonces, la fortaleza de la mayoría (Fuerza Popular) del Congreso, es la debilidad del Ejecutivo (PPK) que también hace gala de mensajes contradictorios. Así, nosotros los ciudadanos quedamos como simples expectadores de las insensateces de los gobernantes de turno.

En el caso del Congreso, como a casi todos los peruanos nos hacen sospechar, el fondo de aquel ímpetu fiscalizador extremo, se manejaría como una presión para que el gobierno nacional cediera a indultar al expresidente Alberto Fujimori, aun sin importar que esto fuera en contra de leyes nacionales y normativas internacionales que el Perú firmó y asumió como suyas.

En resumen, la criollada de que quiero conseguir cosas porque tengo un poder político (Congreso), y si me niegas te friego a más no poder, y te sigo sutilmente conminando porque no cedes a mi exigencia; no es más que una muestra de inmadurez, al punto que no importa si ese pedido va contra la ley, además del daño que esa actitud pueda hacer al país. Políticos así, ya no deberíamos querer más.