Exoneración en duda

El tema del reintegro tributario sigue siendo un tema candente en nuestra ciudad y región en general, porque se supone que la larga lista de productos exonerados del Impuesto General a las Ventas  IGV, haría que los artículos bajen su precio en beneficio de los consumidores que somos todos nosotros.

Es de dominio general que los productos, en especial los de primera necesidad, tienen un costo similar al de la costa y en determinados casos hasta mayor, cuando se entiende tendría que ser menor. Lo que explican los comerciantes beneficiados con el reembolso de dinero es que de no existir esa exoneración los productos se dispararían en costos.

Se sostiene que uno de los principales factores del alza de productos es el costo del flete, y esto conocían quienes dieron la ley “para beneficiar a la Amazonía”. Pensemos que fue una buena intención que le faltó mayores análisis de costos. Tal vez hubiera sido acertado subsidiar de alguna forma el costo del flete.

Y tendría que haber especificado la ley que los productos sujetos a las exoneraciones estarían sometidos a un control de precios para regularlos, y no como ahora que están como cualquier artículo no exonerado que se rigen de la oferta y la demanda. Esto desnaturaliza el objetivo de la norma.

Nuevamente se viene tocando el tema de eliminar este supuesto beneficio de exoneración de productos, especialmente de los de primera necesidad, pero existe un gran poder económico detrás de estas intenciones de nulidad de la norma legal. El tema es en todo caso cómo hacer que esta ley pueda cumplir su cometido de precios accesibles por la mayoría a la cual se pretende beneficiar.

Lo curioso en el movimiento de nuestra economía local es que los precios suben sin razón aparente, y ninguna autoridad ha podido salir en defensa de los consumidores para saber si existe o no colusión de precios, vale decir que los comerciantes se ponen de acuerdo para subirlos y no precisamente por la oferta y demanda, sino, porque quieren ganar más.

En este escenario los comerciantes de los productos exonerados del IGV se mueven sin control porque la ley lo permite y porque quienes hicieron la ley parece “hicieron la trampa”, o simplemente nos vendieron ilusiones debido a cálculos equivocados o a sabiendas de lo que hacían.

Es el momento de pensar en replantear este tema de beneficios y que se tenga que anular, modificar o agregar lo que sea necesario para beneficiar a la mayoría de la población por la condición de aislamiento.