Enfrentamiento

El ataque producido ayer en las inmediaciones de la sede de la Municipalidad Distrital de San Juan Bautista, por un grupo de ex trabajadores, apoyados en sus reclamos por instituciones sindicales, que pretendieron destruir sus instalaciones lanzando objetos contundentes y, según fuentes municipales, pretendiendo además incendiar el local, es un exceso que podría ser imitado por gente contraria a otras autoridades, lo que podría devenir en conflictos sangrientos.

El ataque, asegura un boletín de prensa, estuvo dirigido al alcalde Francisco Sanjurjo, a quien sindican como responsable de haber dado por concluidos los servicios de  70 trabajadores que habían terminado sus contratos.

En cualquier modalidad contractual, hay inicio y término de la prestación del servicio. Pero equivocadamente se apela a la fuerza, para hacer desistir a la autoridad de la medida tomada en cumplimiento de lo pactado.

Una protesta  no debe ser necesariamente violenta para tener éxito, sino más bien debería estar respaldada por argumentos legales firmes que avale sus reclamos como justos y les devuelva el puesto perdido.

En protestas como ésta, no se puede negar, que hay personas infiltradas quienes son las que propician los disturbios. Naturalmente estos son retribuidos con una modesta paga por parte de los organizadores. Son los mismos generadores de violencia, que se enfrentan a la policía, sin importarles las consecuencias.

Esta vez, policías y manifestantes fueron heridos. Ambos bandos se trenzaron en un feroz enfrentamiento que bien pudo desencadenar una tragedia irremediable.

La violencia es generadora de violencia y cuando eso sucede, no solamente los objetivos pueden ser dañados, sino personas que no tienen que ver en el asunto, como niños y ancianos, que tienen que soportar los efectos de bombas lacrimógenas.

Las instituciones sindicales deberían reflexionar sobre el particular, para que en el futuro no se repita este tipo de situaciones extremas, que a nada bueno conducen.