En Iquitos, 3 de cada 10 adolescentes ya son madres o están embarazadas

-Actividades hasta el viernes 28 por la semana de la prevención del  embarazo adolescente en el Perú

El embarazo adolescente no es un cuento, es una realidad. Y más aún si cada día existen más adolescentes que por falta de conocimiento se convierten en madres. En Loreto, el 30% de las adolescentes ya son madres o están embarazadas, ante eso, a nivel de todo el país, Promsex, Centro de promoción y defensa de los derechos sexuales y reproductivos, así como Inagruv, Instituto apoyo a grupos vulnerables, vienen promoviendo una semana  de la Campaña de Prevención del embarazo adolescente y no es momento de celebración, sino de reflexión y preocupación.

Es momento de preguntarnos si estamos manejando el tema de manera eficiente o no. Y, lamentablemente, las cifras confirman que el Perú no lo está manejando bien. La tendencia mundial de las últimas décadas revela un descenso general de las tasas de la fecundidad, pero esta tendencia no se refleja en las adolescentes, que siguen embarazándose en edades tempranas y sin desearlo, en efecto, en el Perú no se han registrado cambios significativos en la tasa de maternidad adolescente desde hace 25 años, la que fluctúa entre el 13 y el 12 % anualmente (Endes 2011).

Pero esto es un porcentaje discriminador y excluyente. En el Perú, el embarazo adolescente es inversamente proporcional al nivel de educación, el acceso a la información y a la cultura. Las mujeres mejor educadas y con mayor acceso a información retrasan su maternidad. Mientras los niveles de mayor embarazo adolescente se encuentran en los sectores más pobres, menos educados y con menor acceso a información y a servicios en general. En efecto, en Iquitos del total de mujeres que han sido madres adolescentes, el 49.2 % es de zonas rurales, el 66.9% solo alcanzó estudios primarios y el 51.3% pertenece al quintil inferior de riqueza (INEI, ENDES, 2010)

En Iquitos, 3 de cada 10 adolescentes ya son madres o están embarazadas Esta cifra es alarmante, pues implica que el 30% de las adolescentes de la zona vive una afectación seria a sus derechos humanos.

El embarazo adolescente no es un cuento de hadas. Todo lo contrario, afecta seriamente la salud de la madre, poniendo en riesgo su desarrollo y el de los hijos También afecta al capital educativo que los y las jóvenes puedan adquirir; en efecto, sólo el 13,1 % de las madres adolescentes asiste al colegio en comparación el 80.4% de las adolescentes que son madres y no asisten al colegio.  En lo laboral, las adolescentes madres deben realizar trabajo menor y mal remunerado, lo que afecta las posibilidades de desarrollo de sus hijos. Todo esto afecta sus posibilidades de desarrollo y sus planes de vida.

Pero el embarazo adolescente configura también un problema para el desarrollo nacional, actualmente, el 31,7 % (* 1) de la población peruana es joven. Este alto porcentaje de personas con capacidad de trabajo es denominado a nivel económico Bono Demográfico, una suerte de hipo o pico demográfico que potencia las posibilidades de despegue económico, pues por primera vez la población económicamente activa supera a los dependientes, configurando una realidad que podrían impulsar al Perú hacia delante.

Pero hay muchas preguntas que nos hacemos y encontramos estas respuestas. ¿Qué se está haciendo para cambiar o prevenir esta situación?: Pues muy poco. Se sabe que la penalización de las relaciones sexuales entre y con adolescentes genera serios problemas e impide que un adolescente pueda tener acceso a información, orientación y métodos de planificación familiar. Un adolescente sólo puede acceder a este servicio del Estado si está acompañado de sus padres. Nuestros gobernantes olvidan que la mayoría de personas que buscan este tipo de orientación lo hace porque no la encuentra en su hogar.

Actualmente las iniciativas de reforma de esta barrera legal duermen en la comisión de justicia del Congreso de la República ¿por qué?, pues el argumento de la actual ministra, Ana Jara, y de grupos conservadores del parlamento es «todo a su tiempo». Lamentablemente, la realidad del Perú, especialmente la de los más pobres y, en particular, la de los pobladores de Iquitos, no corresponde a la realidad que ven nuestros gobernantes.

El camino de las tantas veces mencionada inclusión  debe tener como base la democratización de la información y la posibilidad de que todas las mujeres puedan acceder a consejerías y métodos de planificación familiar para evitar este problema que nos afecta  a todos y todas.

El actual marco legal propicia que las madres adolescentes sean vistas como delincuentes y que los padres de sus hijos huyan para evitar las medidas punitivas. (MIPR)