El poder civil y el poder religioso

– La asunción de mando de las autoridades políticas y la actitud de la Iglesia:

Por: Adolfo Ramírez del Aguila.
arda1982@yahoo.com

A nadie ha extrañado, que en las ceremonias de asunción de mando, tanto de la Alcaldesa de Maynas como del Presidente de la Región, estén presentes las autoridades religiosas de la Iglesia Católica. Estuvieron también naturalmente, los representantes del poder militar y otros cuerpos diplomáticos. El que nuestras autoridades eclesiales, den la bienvenida a las nuevas autoridades elegidas democráticamente (5 de octubre), es ya una tradición en todas partes del mundo en donde el Cristianismo es la religión oficial.
En nuestra ciudad capital, Lima, se repitió la misma escena. En la ceremonia de asunción de mando del Alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, estuvo nuestro polémico Cardenal Juan Luis Cipriani, compartiendo la mesa de honor  y codeándose con el presidente Ollanta Humala, invitado también al acto. Esta presencia religiosa «bendiciendo» el poder civil de turno, se presta a muchas interpretaciones, a favor o en contra.
Veamos con detenimiento los gestos y actitudes. En la ceremonia de juramentación de la primera alcaldesa de Maynas, nuestro Obispo Miguel Oloartúa Laspra, tuvo el alto honor de poner la banda y entregar el bastón de mando a la arquitecta Adela Esmeralda Jiménez Mera. Dos posibilidades. La alcaldesa es una creyente católica y por lo tanto quiso darle un toque religioso a su poder y por ello invitó al líder de su Iglesia; o, la alcaldesa como manda el protocolo, simplemente  invitó al Obispo por ser una autoridad religiosa importante de la ciudad, con quien conviene siempre mantener  buenas relaciones diplomáticas, así no sea de  su mismo credo.
Cuando vi por la televisión esta escena de la entrega de la banda y del varayoc,  me hizo recordar que en el tiempo del periodo misional en la historia de la Amazonía peruana (1542-1769), el cura doctrinero, era el que nombraba a los alcaldes de una reducción. Pero, estamos en tiempos republicanos y la Iglesia ya no tiene el manejo total de una ciudad, simplemente es parte institucional de ella. Nuestros representantes eclesiales, asisten a una toma de mando, si es que se les cursa una invitación. La alcaldesa pudo haber invitado a un pastor evangélico o a un obispo mormón. En Nauta, el alcalde electo fue más ecuménico, invitó al párroco de la ciudad y a un pastor evangélico.
Otro gesto. En el estrado oficial de la ceremonia simbólica del 31 de diciembre en la Plaza de Armas, en los sitios preferenciales, estaban a parte de nuestro Obispo de Iquitos, el reverendo padre Joaquín García Sánchez. El flamante presidente electo, Fernando Meléndez Celis, anunció una buena noticia congratulándose con estos dos invitados religiosos, y naturalmente con todo el pueblo católico: Se comprometió en su discurso de orden, a la inmediata restauración de la Iglesia de La Consolación, que días previos  había sido destruido por un voraz incendio.
A propósito de Religión y política. Hoy 6 de Enero, es la Fiesta de la Epifanía del Señor, más conocida como la Fiesta de Reyes (Mateo 2, 1-12).  Permítame amable lector, encontrar iluminación bíblica para reflexionar en torno a la antiquísima relación entre lo sagrado y lo secular. Las relaciones no siempre han sido cordiales como en la toma de mando loretano. El niño Dios recién nacido, Rey de los judíos, suscita en los corazones de la humanidad de ese entonces y de hoy también, una invitación para venir a adorarlo. En este caso, Jesús es el anfitrión (poder-servicio), los magos de Oriente y el rey Herodes (poder político) los invitados; por allí merodeaban también los sumos sacerdotes y los escribas (poder religioso). Guiados por una estrella -que no era del APRA-  los reyes magos encuentran al niño y lo adoran. Herodes en cambio no lo encuentra, porque sus intenciones no eran sinceras, quería eliminarlo por celos políticos.
Por poner solo un ejemplo, desde los orígenes primitivos del cristianismo, la diplomacia y el protocolo de las buenas relaciones entre lo religioso y lo político no siempre han sido cordiales y saludables. Jesús Rey, terminó en el trono de la cruz, eliminado por el poder del Cesar de ese entonces. En los tres primeros siglos del cristianismo, los seguidores del Nazareno corrieron la misma suerte de su rey-siervo, o sea eliminados por el poder romano.
Entonces, ¿Desde cuándo los líderes cristianos mantienen buenas relaciones con el poder de turno? La respuesta lo encontramos en los libros de historia universal. El Emperador Constantino en el siglo IV (313 para ser exactos) más por cálculos políticos que por convicción religiosa, decidió bautizarse y pidió al Papa Silvestre I que lo admitiera como hijo de Dios. Como la máxima autoridad del imperio se había bautizado, él exigió a todos sus súbditos hacer lo mismo; desde ese día la religión de Cristo pasó a ser de Iglesia perseguida a Iglesia oficial del imperio. Roma se cristianizó y el cristianismo se romanizó. Este acontecimiento marcó el origen de la diplomacia católica, pues desde ese momento, mantener buenas relaciones con el poder de turno, es una especie de décimo primer mandamiento.
En esta Fiesta de Reyes, en circunstancias que casi todas nuestras autoridades elegidas democráticamente ya han asumido sus cargos políticos, pedimos al niñito Jesús para que siga suscitando una Iglesia que busque a Dios para adorarlo, guiados por los signos de los tiempos. Que las relaciones Iglesia-poder sean para buscar el bien común, la justicia y la equidad y no intereses particulares.
Ilumina Señor a tu Iglesia, para que de la mano de sus pastores, tenga la valentía de denunciar también los abusos de poder y la corrupción en que caen tarde o temprano nuestras autoridades elegidas. Dios bendiga a Richard, Pancho, Euler, Adela y Fernando y a todas las autoridades elegidas, siempre y cuando construyan con sus actos políticos el Reino de los Cielos en la tierra; si así lo hiciereis Dios, la patria y el pueblo os bendigan, caso contrario os maldigan. Amén.