EL MEA CULPA DE LA SEÑORA SUSANA VILLARÁN Y EJEMPLO PARA AUTORIDADES.

Es bien difícil reconocer nuestros errores. A la gran mayoría de personas, especialmente autoridades, les molesta, les enoja, les pica, que alguien o algunos le enrostren sus fallas. Gritan con: ese tipo o  individuos están locos, borrachos o drogados, qué demonios habrán consumido, etc.  No pueden decir eso de mí. Lo hemos escuchado muchas veces. A un gran porcentaje  se les quiere, con la ira,  parar todo, especialmente el corazón. Tanto se molestan que actúan con actitudes malas como la del marcador Pepe que pisó la mano de Messi, ante la impotencia de no poder con el genio.  Algunos se calman, después de haber despotricado contra el amigo que les hizo ver sus equivocaciones y en el silencio de su habitación o de su oficina, meditan, reflexionan  y dicen: tiene razón ese loco, o ese tal por cual, o aquellos fulanos. Pero, este reconocimiento no se manifiesta en actitudes correctivas y, lo que sale a la luz es la terquedad del síndrome de Calígula, y continúan creyéndose dios o dioses, rodeados por sus caballos o burros que hacen bulla y el emperador o emperadora se vuelve más egocéntrico-a.  Sin embargo hay hermosos ejemplos que se pueden destacar: El 18 de enero, hace cuatro días, la alcaldesa de Lima, señora Susana Villarán, en una gran muestra de honestidad y reconociendo sus errores ha declarado públicamente: Sí he pecado, perdónenme, voy a rectificar y a ser más eficiente y eficaz  y oportuna y acelerar con las obras y servicios. Dejando de lado sus deseos o sus querencias, la señora Villarán   salió del fatuo fuego de las luces del poder para saber ponerse a derecho con sus ciudadanos y esperamos que sus actividades estén  enmarcadas en  un plan técnico y humano, con responsabilidad social, económica y ambiental, como reza el libro del abogado loretano Lincoln Cornejo Sifuentes. Qué bello ejemplo de una autoridad que ha errado y sabe reconocer sus errores. ¿Aprenderán de este paradigma de actitud nuestros gobernantes regionales y locales o continuarán mirándose en el espejo calatos y luego decir soy dios, y nombrarán a sus caballos como embajadores plenipotenciarios, formulando proyectos irrealizables, destruyendo calles, ocasionando accidentes y muertes y sumir a la población amazónica en un siglo de oscuridad? ¿Reconocerán sus errores, los  rectificarán, harán innovación en su plantel de profesionales y técnicos y alguna vez pensarán en la población que gobiernan y que el dinero no es para satisfacer sus deseos, sino del pueblo? Qué hermoso sería. Saldríamos de años de oscuridad, para ingresar al siglo de las luces de un desarrollo sostenible.