El feminicidio como agravante

La violencia en todas sus formas es lo más abominable como parte del comportamiento de un ser humano. Más todavía si esa violencia es desfogada contra una mujer, como una forma de dominación.

 

En el correr de los años, el mundo ha ido perfeccionando las sanciones sobre los peores delitos cometidos por hombres contra mujeres, que por su constitución física tiene  carencia de fuerza suficiente para poder defenderse de un feroz ataque y porque no tiene la suerte de contar a la mano con un objeto contundente con que rechazar la furia del atacante, en defensa de su vida.

 

La declaratoria que la mujer es igual al hombre, cabe en lo concerniente al intelecto o a labores manuales comunes. Pero de ahí a que la mujer tenga la misma fuerza de un hombre es muy difícil, salvo las excepciones conocidas por todos.

 

Atacar a una mujer es lo más bajo y lo más vil en un hombre. Es imperdonable que el varón desate su ira golpeando, desfigurando y matando a las mujeres, injustificable por cualquiera sea el motivo.

 

Por eso, la Defensoría del Pueblo, está buscando que se incluya en el Código Penal, la figura del feminicidio que «constituiría un avance importante en la prevención, sanción y erradicación de la problemática de la violencia contra la mujer, pues reconocería este hecho como un delito grave que no puede ser justificado por razón alguna y, mucho menos, quedar impune».

 

En la actualidad las sanciones consideradas en el Código Penal por matar a una mujer alcanzan los 15 años de prisión, pero muchos casos han demostrado que esta penalidad no se cumple con máximo rigor, sino que se dan menos años de carcelería al homicida de una fémina. Por eso es que se busca incluir el agravante del feminicidio, con lo que estamos plenamente de acuerdo.