Educación para el fortalecimiento de nuestra identidad, una necesidad

Por: Luis Alfonso Pinedo Piña
(Pinedopina@hotmail.com)

Después de disfrutar de estas fiestas de carnaval, estuve pensando seriamente, desde mi rol de maestro, qué hacer para fortalecer la identidad de nuestros niños y niñas desde las escuelas. Hace mucho, descubrí que todas nuestras prácticas habituales de celebración de nuestras fiestas “regionales”, tienen un origen no precisamente regional. Cuando  escucho y leo a expertos en el tema como, Tito Rodríguez Linares, Javier Isuiza Trigozo y Santiago Gonzáles Coronado, decir que, nuestra parada de humishas se originó en otra región; que, nuestros bailes típicos, también; que, nuestras celebraciones religiosas, sólo tienen un toque regional y que lo demás es ajeno, me invade un sentimiento de frustración que me invita a preguntar… ¿Qué es realmente nuestro?… ¿algo?… ¿poco?… ¿nada?  Esta preocupación va más allá, cuando asisto a las celebraciones de nuestro Calendario Cívico Escolar en las escuelas, y encuentro a nuestros estudiantes bailando y cantando las músicas de moda, contrarias a nuestra cultura, promovido por los propios maestros. No saben la envidia que tengo cuando veo a nuestros compatriotas de las serranías, a los negros de chincha o a los hermanos de San Martín, que  expresan lo suyo con pompa, orgullo y coraje.
Todos ustedes se indignan al ver que, a nivel nacional,  “Hallowen” opaca a nuestra “Fiesta de todos los Santos” y “Día de la Canción Criolla”. Ver también, al gordiflón “Papa Noel”, el mismo que desapareció con su avalancha comercial a nuestros pobres pastorcitos de antaño, emocionar con su risa cachacienta a nuestros niños en la navidad, invitando a los padres a comprar regalos costosos para hacer  ver que él los trae, ya resulta imperdonable. Pregunto… ¿Qué está pasando con nuestra escasa “cultura popular regional”?  Lo nuestro  simplemente no existe, o si existe, está relegado a las profundidades de nuestro subsuelo o de nuestras aguas contaminadas por los extractores inhumanos, sin que nadie haga algo para reflotarla. Por allí, aisladamente, se habla de un “Carnaval Amazónico” con disfrazados; concurso de Humishas, concurso de danzas típicas, etc. Todos ellos, tienen origen en otra región y van acompañados ya no de nuestros conjuntos típicos, si no de orquestas y equipos electrónicos de última generación. Es decir, todo se ha tergiversado, ante la vista y paciencia de nuestras autoridades.
Pregunto también… ¿Dónde están y quedan los personajes creados por nuestro ingenio popular y la variedad de cosas que tenemos? El Shapishico, el Chullachaqui, la Awara, el Yacuruna, el Tunchi, la Runamula, el Maligno, la Sachamama y la Warmiboa. Las canciones de nuestra querida “Flor del Oriente” o del legendario Don “Eliseo Reátegui” con su grupo “Los Solteritos”, o el más reciente Don Javier Isuiza Trigozo, el popular “Mala Pata”. Nuestros bailes típicos: el Sitaracuy, Chimaichi, el Machasca baile, y las variedades de danzas de nuestros grupos indígenas que son diversas y originales. Nuestros mitos como: “La Ishpa”, “El Yacucheo”, “La Lanta Típina”, “El Luto Cacharina”, “El Chaskineo”, etc. Nuestras bebidas típicas como: la Cahuana, el Masato, la Pururuca, el Chapo, la Aguajina, los mingados diversos y nuestros riquísimos refrescos de frutas regionales. Demás esta hablar de nuestras típicas comidas regionales que sí son conocidas y tienen una gran aceptación entre nuestros visitantes, sin tener un “Gastón Acurio” en la región que les propagandice y difunda.
Mi gran sueño como loretano es que, en vez de estar hablando de Papa Noel en navidad, hablaríamos del “Padrino Chullachaqui” o de la “Madrina Warmiboa”, que serían los personajes “regalones” de nuestra región en esa fiesta. Ellos, traerían los regalos de nuestros niños y niñas, desde las profundidades del bosque o de las aguas, montados en sachavacas o paiches y no jalados por renos y sobre hielo, y los depositarían no en medias, si no en shicras colgadas en nuestras huertas. La tarea de darles forma y personalidad a estos personajes sería de los escritores, artistas y pintores de Loreto. En vez de celebrar “Hallowen” o el “Día de la Canción Criolla”, nosotros celebraríamos el “Día de la Música Regional”, y en bares, locales de fiestas, karaokes, etc., se cantaría o entonaría nuestra música regional. En vez de estar celebrando la Fiesta de la Primavera y eligiendo reinas primaverales, elegiríamos nuestras “Reinas del Bosque” como ya lo vienen haciendo en muchos lugares de nuestra amazonía.
Podríamos también organizar nuestros eventos o ferias gastronómicas en nuestras calles y plazas, para exponer la grandeza de nuestro arte culinario y llamarle “Mishkina”. Por otro lado, antes de estar haciendo desfilar como militares a nuestros estudiantes en las plazas públicas, para nuestras fiestas patrias, podríamos organizar pasacalles multitudinarios con vestimentas típicas y multicolores; con motivos amazónicos y patrióticos. Yendo un poquito más allá, podríamos organizar estos eventos musicales o bailables con toda la población e invitar a nuestros grupos indígenas de toda la región que suman casi treinta, para que nos muestren toda su riqueza cultural en ese campo.
Para homenajear y venerar a nuestros “santos” danzando, podríamos ingeniarnos para crear otra danza alternativa a la “cajada” que tampoco es nuestra. Para el “Día de la Madre”, a parte del homenaje que se hace a nuestras sagradas mamás, también podríamos rendir homenaje a la “madre” de nuestras plantas y aguas, que según la cosmovisión del hombre rural, también tienen “madre”. Para el “Día del Campesino”, podríamos implementar nuestras ferias agrícolas en todas las capitales de distritos y provincias. Para la “Semana Santa”, fomentar el consumo de chonta (palmito, pona o huasaí, sembrados por nuestros campesinos) y de nuestra variedad de peces (también criados en piscigranjas). Ya se imaginan lo grandioso y atractivo que sería para los turistas que visitan nuestra región. En otras regiones hacen eso  con bastante éxito. Ahí están Cajamarca, Ayacucho, Puno, por nombrar algunos.
Queda en manos de nuestras autoridades, la tarea de proponer e impulsar las cosas nuevas por hacer, reglamentar las ya existentes, dándoles un toque regional, y promover la difusión de nuestro rico acervo cultural. La gente que nos visita, no viene a ver nuestras plazas, nuestras calles, nuestro boulevard o lo que hemos copiado de ellos; vienen a ver nuestros bosques, nuestros animales, nuestros ríos, cochas y quebradas, y particularmente, la diversidad cultural de nuestros pueblos amazónicos. Sólo así seremos auténticos y tendremos identidad propia. Vale aclarar, es sólo un sueño, que se puede hacer realidad.