EDITORIAL:“Al César lo que es del César”.

Uno de los máximos fiscales del Ministerio Público, fue violentado el fin de semana por En esta oportunidad no se puede escatimar loas para los miembros de la Policía Nacional del Perú, inmersos en grupos de inteligencia, quienes han venido trabajando incansablemente para ubicar a los sujetos que arremetieron contra el empresario Vásquez Olórtegui. Agresores identificados que huyeron gracias a la “pereza fiscal” que les permitió el retorno a sus casas después de cometer su “hazaña mortal”.

Los funcionarios fiscales se disculparon diciendo que la impresora que necesitaban para plasmar su dictamen de prisión preventiva, estaba averiada. Acción fiscal que toda la región repudió. Ese acontecimiento sin duda será recordado como el más absurdo y poco creíble del año fiscal que ya se va. Ese “descuido” de inmediato generó un doble trabajo para la policía que había cumplido con la misión de capturar a los delincuentes de manera rápida.

Los efectivos policiales de inteligencia comandados ahora por el Crnel. PNP Julio Mercado Castillo, quien ascenderá el próximo año a general de la PNP, no descuidaron su olfato y a paso lento pero seguro lograron detener a uno de los asesinos del empresario. Falta el “gatillero” mayor quien -según versión de su cómplice- fue el ejecutor y el que sabría exactamente porqué acribillaron al joven empresario, hijo de un candidato a la Alcaldía de Trompeteros.

La caída del otro ejecutor parece estar cerca y con eso la policía loretana habrá metido un “gol” de media cancha que la ciudadanía celebrará sin celo alguno. Esperando tan solo que los operadores de justicia (entiéndase Fiscalía) no metan otro imperdonable “autogol”.

Ayer se pudo notar a varios miembros de la policía expresar una satisfacción corporal y de espíritu genuina, “crecidos” ante el importante logro. Y tienen derecho de experimentarlo ya que han trabajado intensamente y por el momento todos los ciudadanos les reconocen la gran labor desarrollada.

Entonces, lo que se anhela y se desea en toda la región, es que los responsables de cuidar la seguridad pública no se “duerman en sus laureles”, porque eso es lo peor que podría ocurrirle a una zona que está constantemente amenazada por hurtos agravados, a veces con consecuencias mortaleslos delincuentes a bordo de motos y con cascos que no permitían ver sus características. El casco: otro tema plasmado en la agenda de seguridad pública, que necesita ser debatido con calma.