Dinero mal habido el diablo se lo lleva

Una vez más tenemos que ocuparnos de un tema por demás desagradable por las consecuencias que acarrea en la vida de los pueblos y, particularmente, en la vida de las personas que tuvieron la desgracia de ser elegidas como autoridades municipales, que por creer que los fondos públicos se pueden disponer como bien propio, están destinadas a purgar condenas.
Quienes inducen a los alcaldes, en su mayoría ignorantes del manejo de una institución pública, a cometer semejantes fechorías contra el pueblo, son ciertos funcionarios baqueanos en estos quehaceres, conocedores de los caminos y atajos por donde sacarle la vuelta al Estado, haciéndoles pisar el palito, haciéndoles firmar pagos por cosas nunca adquiridas o inflando los costos de equis artículos o servicios, para luego hacerle llegar buenos miles a sus bolsillos. De ahí que ciertos alcaldes luego de haber saboreado la miel del dinero, gastado en amores o invertidos en la construcción de hermosas casas, han ido a dar con sus huesos en la cárcel en compañía de sus cómplices.
Una de las municipalidades provinciales, cuyos fondos han sido dispuestos como hacienda pública por sus autoridades, es la del Putumayo que siempre ha estado en la mira de la investigación, porque nunca dejó de tener indicios acusatorios de desviaciones de dinero a bolsillos o cuentas bancarias.
En el corto tiempo de gobierno municipal, el actual alcalde del Putumayo, está siendo acusado de malversar los fondos municipales dejando paralizadas obras de primerísima importancia para el desarrollo de este municipio, las que siempre han sido preocupación de la población, que contaban con presupuesto asignado por el gobierno central y que ahora corren el riesgo de quedar paralizadas porque no se sabe dónde ha ido a parar el dinero.
Por otro lado, se sabe que uno de los principales asesores del alcalde en funciones, habría sido quien mediante un documento interno, ordenó la transferencia de una fuerte suma de dinero del presupuesto de obras a otro destino no claro.
Estas cosas nos llevan a suponer que en un cercano futuro, la población ya no querrá saber nada de candidatos para ocupar cargos públicos, porque así como van las cosas, estamos perdidos. A quienes tienen en sus manos el manejo de fondos públicos, vale recordarles que todo dinero mal habido, el diablo se lo lleva.