Cumplir el deber

Es una norma en la vida cumplir con el deber y que está implícita en los reglamentos que rigen la convivencia en nuestras sociedades; sin embargo, el proceso formativo se inicia en la casa, se fortalece en las escuelas y se consolida en las aulas de enseñanzas superiores.

Esto nos puede decir cierta teoría, pero en la práctica, casi todos hemos desaprobado el curso de cumplir con el deber que transcurre entre la vida cotidiana y las aulas de algún centro de educación. Y esta apreciación lo sustentamos con los resultados que van surgiendo de las investigaciones por corrupción en nuestro país, que es desastroso.

Grandes, medianos, chicos y chiquititos, de distintos colores políticos y de creencias, todos o casi todos en un mismo saco. El país necesita urgente una reingeniería en sus estructuras sociales, políticas y legales, para empezar a forjar nuevas generaciones exitosas con valores a partir del reordenamiento en todas las instancias, partiendo de la administración de justicia en un tiempo en que la sed por la verdad y la aplicación correcta de las sanciones es un elemento para recuperar la dignidad nacional y la reconstrucción moral del país.

Cierto que los actos de corrupción no serán eliminados en un 100%. La historia del mundo nos ilustra de que siempre existió y seguirá existiendo, el tema es minimizarlo de tal modo que permita un clima de paz social beneficioso para todos y todas.

La corrupción no tiene género, están hombres y mujeres. Tampoco tiene clase social, están de todas las razas dentro de nuestra pluriculturalidad y de todas las condiciones económicas y académicas. Es un gran reto el que tenemos y como sugirió el presidente del Poder Judicial, Duberlí Rodríguez, es necesario enseñar desde las escuelas la lucha contra la corrupción, fortaleciendo los valores ciudadanos.

En esa línea se ha iniciado una campaña de valores #PeruanosDeVerdad, emprendida por la Comisión de Alto Nivel Anticorrupción para difundir mensajes positivos e incentivar al ciudadano, funcionarios y servidores públicos a corregir prácticas que afectan la moral, la ética y la integridad.

Y sobre el cumplimiento del deber, el juez Richard Concepción Carhuancho, titular del Primer Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional, quien recientemente dictó prisión preventiva a ex directivos de empresas socias de Odebrecht, reafirmó que solo cumple con su deber ajustado a la ley.

“Todos debemos ser soldados y decirle `no´ a la corrupción. Hay que tomar conciencia todos y cada uno de nosotros en esa lucha en el día a día”. Es un mensaje que viniendo de quien viene, resulta esperanzador.