Consecuencias de la deforestación

Cuando un pueblo ve afectados sus intereses, cuando se toma su riqueza como bien propio, cuando se atenta contra su vida, simplemente revienta, explota y no hay quien le pare. Cuando el pueblo pierde la confianza en su gobierno y en sus gobernantes, es mejor sentarse juntos y limar asperezas, conciliar y concertar en los puntos más ariscos y controversiales.

La deforestación es uno de los puntos donde descansan las demás exigencias de la provincia de Alto Amazonas. La  preocupación por no permitir que sus bosques se conviertan en desiertos, ha llevado a la gente a defender su medio ambiente, por los daños irreversibles en la naturaleza.

El gobierno debe entender las justas demandas y la lectura más importante de la protesta quizá sea «ni una concesión más en ninguna parte de nuestra Amazonía».

Pero, la protesta del pueblo de Yurimaguas ha degenerado en violencia sangrienta, lo que está obligando al gobierno a tomar medidas extremas, por lo que, de continuar los desmanes, las provocaciones y ataques a personas y propiedades, el toque de queda no se haría esperar.

El momento no está para que grupos políticos interesados en protagonismo echen más leña al fuego, sino más bien, en unión fraterna, desarrollar una plataforma que considere los sagrados e irrenunciables intereses del pueblo. Así la comisión que llegará hoy debe mostrar capacidad de soluciones.

Finalmente, quienes están azuzando una separación de Alto Amazonas de Loreto, deben ser interesados en debilitar  esta provincia para poder someterla fácilmente a sus propósitos. Recordemos la frase: Divide y reinarás.