C «SANTA MÓNICA»: UNA GRAN INSTITUCIÓN QUE SILENCIOSAMENTE HACE LABOR SOCIAL.

Por: Luís Roldán Ríos Córdova        rioscordova2010@hotmail.com

 

«Dejad que los niños vengan a mí», dijo Cristo. Mientras tanto cuántas veces pasamos alrededor de un niño que en silencio arrastra su corta experiencia por los caminos desagradables de su existencia, ahogándose en abandono, seguramente pagando culpa ajena, pero ahí van sin la suerte de un perrito consentido, criado por alguien que lo prefiere antes que a ellos.

 

Menos mal que para exculpar nuestra conciencia como sociedad, existen profesionales y autoridades con mucha sensibilidad humana para poner a buen recaudo a los niños en abandono y/o maltratados, trabajo al que se dedica desde hace ya buen tiempo la Aldea Infantil Santa Mónica de nuestra ciudad.

 

Actualmente cuenta con una población  de 67 niños entre varones y mujeres de diferentes edades que están  en contacto diario con las madres sustitutas, quienes ofrecen agradable relación personal y profesional a fin de que esos niños encuentren la paz y comprensión que unos lo perdieron y otros nunca lo tuvieron en el seno del hogar.

 

Me parece muy bien que el gobierno regional haya  interpretado que los niños en estas condiciones constituyen la más cruda realidad del presente  y sobre esa realidad realiza importante labor social financiando con los presupuestos del magro ingreso que tiene por concepto de canon petrolero y lo hace a través de esta institución de amparo infantil, cuya Dirección ha confiado en las manos de la profesora Lucina Tello de Montoya, prestigiosa educadora de nuestro medio, distinguida dama, quien con el sacrificio que demanda su sentido de responsabilidad acoge en esta institución a los niños y niñas que lo necesitan y que requieren auxilio emocional, llevando adelante en digno silencio su labor con sentido maternal  y con la firmeza que le caracteriza que nos permite tener la certeza que en mejores manos no puede estar.

 

La Aldea Infantil «Santa Mónica» parece inspirarse en ideas como aquella de que los niños son  como las semillas en el campo y teniendo como norte el sabio consejo de educar al niño para no castigar al adulto, objetivos que va logrando con marcado éxito, dentro del cual resulta característico que los niños internos encuentran buena y oportuna alimentación, abrigo y techo y lo que es humanamente más significativo aún, encuentran calor humano, apoyados permanentemente por profesionales de la psicología, y la sensibilidad de todo el personal que ahí labora, todo eso mientras se dan las condiciones necesarias para que unos puedan retornar en circunstancias favorables y diferentes al hogar de donde salieron, quedándose otros a la espera de ser adoptados por alguna familia nacional o extranjera que lo ha solicitado con tiempo y fueron  seleccionados mediante riguroso seguimiento para garantizar al infante que la familia que decide recogerlos en adopción, le brindará todo lo que necesita para desarrollarse en  óptimas condiciones como parte de ella, donde completará la formación de su personalidad y sus capacidades para defenderse con éxito en  una sociedad difícil y exigente que le espera.

 

Es bueno reconocer también, que los niños reciben educación formal tanto en primaria como en secundaria bajo el cobijo de la institución, haciéndolo normalmente en la I.E. Ramón Castilla unos y otros en la I.E Sagrada Familia, lo cual garantiza su formación académica fuera de la aldea, quedando su formación laboral en el manejo del bíohuerto que en calor de familia se mantiene dentro del recinto en procura de educarles en el valor de su cuidado y preservación asumiéndolo como cultura.

 

Una de las grandes satisfacciones de la aldea infantil es pues, lograr reinsertar bajo nuevas y mejores condiciones al niño o niña en el seno de su hogar, o en caso no sea posible conseguirles un hogar sustituto que le pueda brindar un ambiente de felicidad que tal vez en el hogar donde nació no lo pudo o no lo podría encontrar.

 

Los niños y niñas a quienes la aldea infantil Santa Mónica les brinda humanitaria oportunidad de no perderse en las garras de una sociedad que puede valerse de sus necesidades y de su vulnerabilidad para utilizarles en afanes indignos, llegan a ella mediante la preocupación de quienes al encontrarlos en abandono moral y material o conocen que son permanentemente maltratados por los padres, los hacen llegar al Segundo Juzgado de Familia, así como también mediante una labor policial preocupada que encontrando niños deambulando por las calles a altas horas de la noche, en aparente abandono  hacen posible la protección de éstos futuros ciudadanos que en algún momento o desde ya en silencio, desde su corazón, envían bendiciones a quienes los ayudan a tener una oportunidad que tal vez nunca lo hubieran encontrado, bendiciones que de algún modo llegará a todos los que desde su lugar, desde su puesto,  trabajan y colaboran para hacer realidad esta labor de gran contenido social y humano, felicitaciones por ello, sobre todo tratándose de niños inocentes sobre quienes Jesucristo nos enseñó cuando dijo: «Dejad que los niños vengan a mí» y Él, puede estar en la Aldea Infantil Santa Mónica.