Agresiones y penas

Las últimas noticias de encarcelamientos a las personas que de alguna manera se han enfrentado a policías cuando éstos les intervinieron, han desatado una ola de opiniones, todas, dedicadas a rechazar o a aplaudir las decisiones judiciales tomadas en estos casos lamentables tanto para los agentes del orden como para los intervenidos.

Por una parte, hay cuestionamientos sobre las condenas sumamente drásticas aplicadas, en los casos ya conocidos por agresión a un policía. Por otra parte están las opiniones de quienes aplauden las sanciones calificándolas como ejemplares.

Pero los más, dicen su palabra contundente, si la ley exige respeto para el policía, que primero haya una purga en las filas de la Policía Nacional del Perú, manchada por la presencia de delincuentes y bandas delincuenciales, hasta lideradas por oficiales de alta graduación. Cuando esta institución esté limpia de esos malos elementos entonces podremos considerar al efectivo del orden como una autoridad, representante de la ley, a quien se le deberá el mayor respeto, acatando su intervención de la mejor manera.

Pero si eso no se hace, si no hay un saneamiento en las filas policiales, si vamos a tratar con policías delincuentes, el resultado no podrá ser otro que la violencia de parte de ambas partes, lo que va a llevar a que la policía tenga un poder omnímodo, absoluto, todopoderoso que nadie, en su sano juicio, va a aceptar.

Por otra parte, el Ministerio Público deberá esforzarse al máximo para hacer sus acusaciones con las pruebas exigidas y no con supuestos o declaraciones interesadas de las partes.

Un último caso, que registramos en esta edición, en opinión de los entendidos en este tipo de temas es que éste, va a traer cola. Esperemos para ver qué pasa.