A PROPÓSITO DE LOS TRANSGÉNICOS.

«Toda planta que mi padre celestial no ha plantado será desarraigada»

 

Por: Luís Roldán Ríos Córdova. Rioscordova2010@hotmail.com

 

Es posible que ya estemos consumiendo productos transgénicos como la soya, el maíz y sus derivados,  así como algunos enlatados importados sin ningún tipo de información al respecto, pues el Perú aún tiene una legislación incompleta, vacíos legales que pueden llevarnos a correr riesgos de todo tipo, sobre todo por la desinformación, ya que la Ley 27104, Ley de Prevención de Riesgos Derivados del Uso de la Biotecnología, fue aprobada sin mayores debates y aún no está reglamentada, lo que nos lleva a no saber qué comemos.

¿Por qué el apresuramiento del Gobierno para dar pase a los transgénicos en todo el país?  Tal vez ya vuelta es porque la plata llega sola, diríamos los loretanos.

Con buen criterio el gobierno regional de Loreto ha lanzado un pronunciamiento al respecto, luego de la publicación que hizo el gobierno del Decreto Supremo 003- 2011-MINAG-que aprueba el Reglamento Interno Sectorial de Bioseguridad, abriendo así las puertas para el ingreso de transgénicos al Perú sin el necesario control de los riesgos sobre la salud, la biodiversidad y la economía del país.

 

BREVE ANTECEDENTE DE LA BIOTECNOLOGÍA  Y LO QUE SIGNIFICA TRANSGÉNICO.

 

Las primeras mujeres y hombres al hacer la chicha de maíz utilizando organismos vivos como las bacterias, ya estaban ingresando a los inicios de la biotecnología.

En 1865, Gregorio Mendel descubre que el ADN es la portadora de la herencia y que es transferible  de un ser a otro, encontrando asimismo que la información genética está en los cromosomas ubicados en el núcleo de la célula.

En 1904, cuando George Shull hizo experimentos para mejorar el rendimiento de la semilla del maíz dando como resultado una semilla híbrida de mejor calidad, estaba entrando a niveles más avanzados de la biotecnología, más cerca ya a la ingeniería genética.

Esta etapa se inicia cuando el año de 1973, Stanley Cohen, introduce por primera vez ADN (ácido desoxirribonucleico)  ajeno, a un plasmodio de bacteria.

En 1983 se consolida la ingeniería genética al introducir con éxito a una planta un gen ajeno a ella, dando inicio a la aparición de las primeras plantas y animales transgénicos, terreno donde se encuentra todo lo que conocemos ahora como tal.

Entonces transgénico significa o se dice de todo aquel organismo genéticamente modificado, es decir,  organismos a cuya dotación genética se incorpora un gen procedente de otra especie.  Por ejemplo, si introducimos al tomate, genes de un pez del polo norte y por lo tanto resistente a temperaturas extremadamente bajas, el tomate adquiere características del gen del pez y resiste las heladas. Entonces tenemos un tomate genéticamente modificado o tomate transgénico.  Lo mismo ocurre para el caso de lograr por intercambio genético mejorar la resistencia a las plagas de insectos, a las sequías o  para mejorar la salud y el tamaño del producto.  Hasta aquí, todo bien ¿verdad?

 

¿CUÁL ES EL PROBLEMA, ENTONCES?  ALQUIEN GANA, ALGUIEN PIERDE… ¿SEREMOS NOSOTROS LOS GANADORES?

 

Por razones que para mí resulta poco fácil explicar cosas de la ingeniería genética, pues no soy ni ingeniero ni genético, aclaro solamente que los productos transgénicos obedecen a un manejo científico de ADN y cromosomas dentro del cual, para la transmisión de genes  se utilizan bacterias y virus de una especie a otra, situación del que se espera complicaciones reactivas que aún no son del dominio de la ciencia, la ingeniería genética es altamente impredecible, sin embargo se están aplicando en el campo a niveles comerciales, sin tener en cuenta que los efectos no predecibles tendrán impactos inesperados que pueden causar destrozos de tipo genético en el medio ambiente sin tener respuesta para eso.

Hace poco Europa prohibió la siembra o la importación de productos transgénicos por temor a la resistencia biológica, EEUU no acepta el maíz y otros transgénicos por ser tóxicos tanto para los insectos llamados plagas, como para los insectos útiles en la agricultura como las abejas, por ejemplo, pues, sabemos que con sólo extinguir a las abejas entraríamos en serios problemas de alimentación mundial.  Por eso diosito ha dicho: «Toda planta que mi padre celestial no ha plantado será desarraigada» Algo nos habrá querido decir, ¿no creen? El problema del mundo es que los ricos sólo creen en la plata.

Además del problema biológico, tendremos otro como la llamada tecnología «TERMINATOR» referido a las semillas transgénicas que son semillas que se autodestruyen, de modo que los granos de las cosechas ya no sirven para una nueva siembra, obligando a nuestros empobrecidos campesinos a recurrir cada año  a los monopolios productores y vendedores transnacionales. A más de esto tenemos que el agua procedente de los desechos de cultivos transgénicos tiene impacto negativo en los  micro organismos del suelo y en los invertebrados acuáticos, así como en el proceso del ciclo de nutrientes. Las toxinas desarrolladas permanecerán en el suelo, alterando el ciclo natural.

Tendremos nuevas enfermedades, apariciones de alergias raras, resistencia inesperada a los antibióticos, nacimientos más frecuentes con malformaciones genéticas, etc.

Finalmente. A partir del capitalismo que en realidad nace cuando se inventa el dinero, el todo pierde su identidad, el sentido de lo comunitario se diluye y gana terreno lo particular, lo individual. Ahora las grandes transnacionales se apropian de la biotecnología bajo la protección de la exclusividad monopólica y lo hacen como lo hacen con todo los inventos, en busca de dinero y poder a costa de lo que sea, por eso se destruye el planeta, los recursos genéticos, es decir, en aras de la riqueza y poder se destruye las mismas bases de la vida que lo han convertido en propiedades comprables y vendibles, realidad que muy bien podemos pagarlo con la extinción si es que la madre naturaleza no reacciona con tolerancia y si es que Dios no tiene mejores planes para nosotros.

A protestar.  No a los transgénicos. Si a los productos orgánicos que nos va a traer mejores ganancias en el cercano futuro, pues, los mismos negociantes de productos transgénicos van a buscar desesperados nuestros productos naturales y genéticamente sanos.

Esperamos que el Consejo Regional apruebe una Ordenanza Regional que declare a Loreto libre de transgénicos y aquí, los huihuachos  tenemos que amarrar bien nuestra cintura con tammshi bien seco para enfrentarnos a nuestro padrastro el Perú, si queremos defender nuestra condición  de ser el banco genético más importante del mundo que no lo podemos entregar tan regaladamente a la voracidad comercial de las grandes transnacionales que se han apoderado de la biotecnología y se nutren de gobiernos «sensibles»  a la modernidad.

Aquí voy a ver hasta dónde el loretano se deja meter la mano en sus intimidades indignamente sin renegar de su amado Perú, porque el Estado está dando pase sin evaluar los impactos negativos para la salud humana, para el ambiente,  para la diversidad biológica de nuestra selva y para la economía de nuestros campesinos.

Un comentario sobre “A PROPÓSITO DE LOS TRANSGÉNICOS.

  1. El gobierno regional solo ha manifestado un pronunciamiento que puede ser solo un saludo a la bandera si no se transforma en legislación positiva (Ordenanzas Regionales). Pero para ello necesita sistematizar y concordar su propia legislación cosa que dudo que los funcionarios actuales estén a la altura intelectual de hacerlo (salvo honrosas excepciones, claro está). El problema es que la transgénesis o transgenética, como quiera llamarse, no está validada por el método científico en el gran laboratorio natural que es nuestro planeta (y por ahora es una tarea científica casi imposible) de allí que desde René Descartes demos por prueba científica insuficiente la inocuidad de la difusión masiva de la transgénesis en nuestro medio ambiente. Una prueba de ello es la supuesta energía nuclear “Limpia y Segura”. No nos metamos a campos que no podemos controlar justo cuando en el mundo existe el BOOM de la gastronomía peruana, justamente basada en productos orgánicos no transgénicos. Como dicen por allí el Perú es tan rico que no necesita transgénicos para mejorar, los que si necesitan de ella son intereses económicos exógenos, como las petromineras que con sus”exploraciones para satisfacer las necesidades de mundo”, están destruyendo la mayor biodiversidad planetaria del fondo marino, sobre la cual no existen criterios principios ni legislación al igual que en la transgénesis a nivel mundial. Por último también refiero al libro del Génesis la citar que Dios dio la tierra al hombre para “SOMETERLA” no para destruirla, para su supervivencia y trascendencia; (Ojo someter no es destruir, una prueba de ello fueron los Incas).

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