Vistos desde una perspectiva real y tangible, como la que manifiestan los sondeos políticos y la opinión de los entendidos, podría decirse que en el país la creatividad política se ha batido en retirada dada la poca o ninguna aparición de organizaciones políticas que presenten nuevas doctrinas y nuevas imágenes en el escenario político nacional. El último proceso electoral regional y municipal así lo ha demostrado.
En tal proceso la forma política más visible fue la de los movimientos independientes regionales y locales que ocuparon el más amplio espacio en la vitrina electoral. Todo esto nos indica que al margen del APRA cuya vigencia política por más de ocho décadas lo convierte en el referente más visible de la política peruana, pues partidos con la disciplina y doctrina que posee dicha organización, se puede decir, sin temor a equivocaciones, no hay en el Perú.
Por todo ello estimamos que en el momento actual, como señalan preclaros analistas políticos, para poder interpretar a los excluidos del sistema, se requiere nuevos actores políticos, que a su vez propongan nuevos derroteros para defenderse de la modernización que privilegia el capital antes que los intereses ciudadanos.
Si bien coincidimos en la necesidad de propiciar nuevas instituciones políticas, ya que el Perú, en estos momentos, así lo requiere, dichos partidos deben estar debidamente organizados, con una doctrina acorde con las necesidades de la población nacional, dispuestos a trabajar por una democracia pluralista y participativa.
Parecerá que exageramos la nota en cuanto al lamentable déficit partidario en el Perú, pero la mayoría de los llamados partidos políticos, o lo que queda de ellos, se desenvuelven a la buena de Dios y en la mayoría de los casos sólo cuentan con el suficiente número para formar una directiva. Resulta contraproducente, sin embargo se precisa decirlo para que el país cuya ciudadanía aún tiene fe en los partidos, tome conciencia de su realidad política y procure idear una fórmula que permita ser la tabla de salvación de lo que ahora es una amenaza visible.
Consideramos que bajo esa visión, es indudable que los partidos políticos que viven una desarticulación gravísima que les impide ser lo representativas que deberían ser, deben sintonizar con la realidad, actuar bajo un liderazgo democrático que sea capaz de crear cuadros directivos que revitalicen la estructura política nacional. Ojalá así suceda.